sábado, 7 de junio de 2008

Crìtica del concierto del miércoles, publicada hoy en La Nación







Un clima místico, en el Gran Rex
El conjunto que dirige Ramiro Albino ejecutó un refinado y exquisito programa


Ensamble Capilla del Sol. Programa: Danzas del Santísimo Corpus Christi, de Juan Bautista Comes (1558-1643), So bona suscepimus, de Philippe Verdelot (1500-1567), Mundo, ¿qué me puedes dar?, de autor anónimo, Tiento, y Pange Lingua, de Félix Antonio de Cabezón (1510-1566) y Pange Lingua, de Joseph de Urreda. Director musical: Ramiro Albino. Ciclo Concierto del Mediodía. Organizado por el Mozarteum Argentino, con el auspicio de ADNCultura, Yenny El Ateneo, Capsa y Petroken. Teatro Gran Rex. Nuestra opinión: excelente


La posibilidad de escuchar música de las épocas de los reyes Felipe II y III, compuesta por el talento creativo de Antonio de Cabezón y del mayor representante de la escuela valenciana Juan Bautista Comes, testigo de la evolución social en que acaso caprichosamente se subdividía la historia, en este caso del período entre Renacimiento y barroco, es motivo de placer auditivo por el delicado clima sonoro que se genera cuando los intérpretes son fervorosos especialistas en la materia.


Es así como el conjunto vocal e instrumental Capilla del Sol, también dedicado a la realidad musical en tiempos de la Iberoamérica colonial, desarrolló un refinado y exquisito programa, en el que se destacó como hilo conductor la colección de danzas deComes, que fueron compuestas para ser utilizadas durante el servicio litúrgico, cuando se cantaba y bailaba en las procesiones y celebraciones de la fiesta de Corpus Christi. Todas ellas, de carácter profundamente español.


El conjunto que dirige Ramiro Albino, que también se suma al grupo con el dominio de arcaicos instrumentos a soplo, está integrado por cantantes de intachable musicalidad como los cantantes Silvina Sadoly, Adriana Sansone y Flora Gril en los registros agudos, Pablo Travaglino y Pablo Piccini en las zonas medias y graves y los músicos Cristina García Banegas (órgano), Federico Ciancio (arpa), Evar Cativiela (vihuela), Eduardo Cáceres (guitarra), Habriel Schebor (tiorba y guitarra barroca), Pablo Angilletta e Irene Chaina (vihuelas de arco) y María Jesús Olóndriz (chelo). Y como no podía ser de otro modo, las versiones fueron de muy alta jerarquía artística.


Muy interesante fue el criterio de intercalar entre las partes de la obra de Comes, composiciones para órgano de Philippe Verdolot y de Antonio de Cabezón (este último, figura realmente, de un grande de España), ciego de nacimiento que estuvo al servicio de la Corte de Carlos V e Isabel de Portugal y que fue el creador de obras maravillosas para vihuela, arpa e instrumentos a tecla que se destacan por su nobleza melódica y por una polifonía admirable. Pero como ocurrió con las dos últimas obras ofrecidas de modo excelente por la organista Cristina García Banegas, esas páginas provocaron la sugestión de un sentimiento místico delicado, amable y optimista. A pesar que este repertorio puede resultar difícil para quienes no lo frecuentan y la sala del Gran Rex, por su magnitud, no sea la más adecuada para los sonidos tenues de la agrupación, Ramiro Albino y Capilla del Sol ofrecieron las obras en un reconfortante silencio y manifiesta concentración. Y cuando se diluyó el sonido del órgano, se oyó un inmediato y muy cálido aplauso. El próximo concierto del tradicional ciclo que el año próximo celebrará su 50° temporada se llevará a cabo el próximo miércoles, a las 13, con la presentación de la pianista ucraniana Vitaly Samoshko.


Juan Carlos Montero

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