domingo, 28 de junio de 2009

Puente la reina (parte 2 del relato del camino)

Posteo hoy otro de los relatos de mi camino jacobeo. En comparación al anterior puede parecer menos interesante o rico, pero en realidad lo que ocurre es que es menos espectacular, o menos sorprendente. La riqueza aparecerá, o no, al leer el conjunto completo, como apareció para mi al terminar el trayecto completo y tener una idea global de lo que fue y lo que significa. Disfruten este relato.


PUENTE LA REINA, 4 de mayo

Amigos!

Me río y disfruto mucho con los mails que me mandan!

En primer lugar, me cuestiono por qué hay gente que parece disculparse por no tener envidia de lo que estoy haciendo! (se supone que no cualquier viaje es “envidiable”, ni que cualquier viaje podría ser hecho o copiado por cualquier persona). Gracioso, pero también da para pensar. Se las dejo picando.

También me encantan los consejos pseudo-maternales. Por supuesto que:


  • estoy entrenado

  • tengo abrigo suficiente

  • tomo vitaminas

  • sé a dónde voy, y en qué condiciones lo hago, etc.

O acaso creen que soy TAN inconsciente? Of course not, babies.

Mi alemán ya es IMPRESIONANTE, no se imaginan las charlas que tengo todo el tiempo. Además me encuentro cada vez con más alemanes que me hablan y hablan sin parar.



Les escribo desde Puente la reina, que es un pueblito encantador. Hoy ha habido sol todo el día e hizo un poco de calor, así que la cosa fue mucho más disfrutable. Pude entonces caminar toda la mañana (22 km), llegar y almorzar, hacer una siestita en el pasto, dar una vuelta, pintar una acuarela de la iglesia de Santiago (que me dejó muy conforme) y hasta hacer un breve concierto improvisado en la iglesia de la Sta. Cruz. He traído una flauta (una soprano Ganassi para los que puedan imaginarla), y fui hoy a esa iglesita de piedra, donde todo reverbera sobremanera. Tras un rato de improvisar en el primer modo me dediqué a tocar "hits dóricos", que sonaban maravillosamente bien. Fue un momento de relax y consuelo total. Luego dí un par de vueltas acompañando a unos italianos a comprar remedios (muy simpática experiencia), y volví al albergue a cocinar para un grupito para el que había prometido hoy una comida casera (comer tanto sándwich, o comida de lata cansa un poco). Devoraron con fruición, aunque estaba un poco salado, y la verdad es que yo también.

Ahora, mientras todos se acostaron, me vine a mandar mails, tras haber escrito un rato en mi cuaderno. Tomo mate en el que me regaló Gabriela Galván, y mantengo el agua en un termito que era de mi abuela, en mi i pod suenan las Symphoniae Sacrae de G. Gabrieli. El mundo es hoy bello, la vida me sonríe y Santiago me bendice desde su caballo, y por un instante deja de matar moros (que aprovechan y se escapan por los bosques de hayas donde cantan los cuclillos).

Saludos a todos. Primavera navarra a full.

Escrito en PUENTE LA REINA, el 4 de mayo de 2009

martes, 23 de junio de 2009

Solo y a pie... (parte 1 del relato del camino)

Posiblemente sea una sorpresa para muchos, pero durante el mes pasado fui peregrino a Santiago. Desde el camino mandé mails a un grupo de familiares y amigos, que fueron muy celebrados, y que ahora (tras algunas ediciones) publicaré en el blog. Este primer post es un poco largo, pues incluye la introducción al viaje y los primeros relatos. Vale la pena el esfuerzo de leerlo, para poder comprender luego el resto de las cosas. Ojalá lo disfruten!


IRÚN, 30 DE ABRIL DE 2009

Estoy en Irun, frontera Española con Francia. En minutos me cruzo y tomo un tren a Bayonne y de ahí otro a Saint Jean Pied de Port, donde comenzare mañana al alba el Camino de Santiago.

De pronto se me han mezclado todas las sensaciones cuando veo que todo se va concretando. Amigos de Irun me contactaron esta mañana con la Asoc. Amigos del Camino de Santiago, en esta ciudad. Un viejo entusiasta me recibió con gran alegría, me habló de la mochila, de la espiritualidad del peregrino y de los cuidados que he de tener. Charlamos un rato, me regalo una remera vasca con inscripciones jacobeas, saco una concha de una cajita para que cuelgue en mi mochila, me dio unas palmaditas en la espalda y me dijo BUENO, YA ERES UN PEREGRINO.... y de pronto senti todo el peso de la historia, de mis nervios y de MI historia en mis hombros.

Ahora, tras almorzar un buen plato de callos, tengo un poco de ansiedad y una enorme alegria. Amigos irundarras me llevan luego a tomar el tren y ahi comenzara la acompañada soledad del jacobeo.

Estos dias he pensado mucho en distancias y no distancias. En las distancias reales y las impuestas, en las que creamos y las que permitimos, y entre las DISTANCIAS APARENTES Y LAS REALES. Y los siento a todos tan cerca que realmente no se que decir sobre el tema. Es extraño y hasta casi palpable.

Pienso tambien en la cantidad de cosas que he hecho en este mes, y en la cantidad de lugares en los que estuve. Un mes intenso que me lleno la cabeza de maravillas. Salidas, comidas, conciertos, paseos, charlas y muchas despedidas entre Buenos Aires, Mendoza, Roma, Napoles, Madrid, Bilbao e Irun, y en mis amigos en todos esos sitios, todos lejos y todos tan cerca.



SAINT JEAN PIED DE PORT, 30 DE ABRIL

Tomé el tren TGV y me bajé en Bayonne, y ahí subí a un tren a Saint Jean que estaba LLENO, LLENISIMO de peregrinos, todos con la misma cara de miedo y extrañeza, pero todos como uniformados, con las vieiras en la mochila, zapatos de trekking y mirada atenta a todo y a todos, entre gracioso y patético.

Saint Jean es un pueblito hermoso, y conseguí que una señora me alojara por monedas en su casa que queda en la citadelle (la parte amurallada), que es preciosa. Todo seria magnifico, si no fuera por la lluvia, que me acompaña DESDE EL PRIMER DIA DE MI VIAJE.

PAMPLONA, 3 DE MAYO DE 2009

Tres días de camino y ya parece que este hubiera sido mi estado habitual toda la vida!!!.

Tras dormir nervioso en Sain Jean partí el 1 de mayo, a las 7 de la mañana. Amanecía, salí a la calle y me dije "LISTOS YA!!", y así comencé, así nomás. Pasé la puerta medieval que cierra la citadelle y ya estaba en camino.

Había dos posibilidades: un camino alto y uno bajo. El primero difícil y peligroso, el segundo sencillo. Mi idea era, obviamente, el segundo, pero... seguí a la gente y cuando me dí cuenta estaba yendo por el primero. Un horror, porque hacía muchísimo frío, y todo estaba muy mojado. Esta ruta es la que se llama "de Napoleón", porque por ahí fueron sus tropas. Empezó a llover, así que guardé LA campera y EL sweater en la mochila para que no se mojaran. Me puse la capa, apreté los dientes y comencé a subir los Pirineos. Se supone que lo lindo de este camino es el paisaje que no vi NUNCA, porque la neblina era demasiado intensa. De pronto la lluvia se convirtió en nevizca, y yo con mi camisa finiiiita, la capa arremolinada por el viento e informe en torno a mi cuello, la mochila hartantemente pesada, la faltriquera molestándome en el costado al ser apretada por el cinto de la mochila y un poco de hambre. No había NINGUN lugar donde parar a comer un delicioso sandwich que me había comprado hábilmente al salir. Además... si paraba me CON GE LA BA. Así que lo mejor fue seguir adelante, no pensar mucho y mantener un ritmo ágil y seguro para seguir en calor. Terminé cruzando los Pirineos EN CAMISA (¡!!!), con un frío tremendo y un deseo incesante de haber estado en un lugar cálido donde mi única preocupación fuera tomar un té con masitas.


Llegué a Roncesvalles EMPAPADO y helado, directo al albergue de peregrinos. No se imaginan lo que es eso!!! Un galpón inmenso, donde hay unas 250 cuchetas, casi pegadas, y ahí dentro TODA LA GENTE DEL MUNDO en un espectáculo curioso y natural, una especie del "muestrario de la humanidad en vivo". De las literas colgaba todo tipo de andrajos, y especialmente MUCHAS bombachas (las mujeres son, evidentemente, muy afectas a lavarlas, siempre), pero además había capas, bordones, mochilas abiertas por el piso, viejas envueltas en pequeños toallones, viejos decrépitos en slips decadentes, jovenzuelas de Europa del Este de risas gigantes y otras que gentes que por doquier iban y venían en un moverse incesante hacia no sé dónde. Unos secaban botas, otros preparaban té, los demás consolaban a los que lloraban (por el terror pasado, por el frío, por la incomodidad, por la nueva situación de saber que por un mes la privacidad no existirá en nuestras vidas...). Otros, como yo, resignados comíamos un sandwich sentados en la cama, sin pantalón y semi cubiertos con la bolsa de dormir mientras nos sacábamos las gotas de barro secas de las manos. Extraño, grotesco y pintoresco. Me hice un té (bastante similar al de mis deseos) y me metí en la ducha.



A la mañana siguientes siguió la peregrinación con iguales dosis de locura. A las 6 de la mañana uno de los hospitaleros nos despertó cantando un salmo gregoriano (lo que, sin duda, alimentó la fantasía medievalizante de muchos), todo el mundo se levantó, y comenzó una partida incesante que nos llevó al siguiente pueblo.

Varios YA abandonaron, porque no se lo bancaron, porque se quebraron (sic), porque tuvieron TERROR de las terroríficas laderas de los Pirineos Navarros. Con barro hasta la ingle llegué a Zubirí a mediodía, me instalé y ya pude hacer una vida más tranquila. Había sol, todo el día lo hubo. Lavé la ropa (la ÙNICA ropa) y me dediqué a disfrutar, a charlar y a conocer gentes.

Los españoles no parecen muy afectos a compartir con los sudakas, pero sí los italianos, entre otros. Hice buenas migas con cinco italianos y charlamos bastante, pero con quien más he compartido cosas es con un polaco que habla alemán. No puedo olvidar mi deuda de gratitud hacia la caridad polaca que otrora me salvara casi la vida, así que tampoco puedo dejar de asistir a este pobre tipo que necesita que alguien le traduzca un poco (aquí NADIE habla alemán), así es que mi camino por España se ha convertido en un curso intensivo de conversación en alemán.

Me impresiona la memoria (o me impresiona MI memoria). Comencé hace tres días a hablar alemán nuevamente después de AÑOS, y la verdad es que me quedo atónito frente a todo lo que puedo recordar, de la nada. Me da risa, porque tengo un hermoso alemán bíblico-poético, tras tanta cantata de Bach o motete de Praetorius, entonces no me cuesta decir que "viene el salvador de los gentiles", que "tengo suficiente", que "despertad, la voz os llama", o que "mi alma canta la grandeza del Señor", pero no encuentro palabras para la cotidianeidad de pedir que me esperen, o de ofrecer una taza de sopa. Es gracioso. Este tipo es ingeniero y se vino sólo, dejando a su familia por un mes, tiene MUCHAS ganas de hablar de cosas, pero a veces se complica, por ejemplo cuando propone que charlemos sobre los romanos en Cartago, o sobre Pizarro y los incas (imagínense esos temas EN ALEMÁN!). Voy airoso hasta el momento, pero eso suma un poco más de esfuerzo mental (que quizás venga bien para olvidar el inmenso esfuerzo físico).

Por lo demás, todo magnífico. El camino no parece difícil desde acá, pero es largo. Esta mañana me levanté de un sueño en alemán (sic) y me dije “ich BIN der Schmerz” (yo SOY el dolor), es que sentí que me dolía TODO, mientras me reía de lo bizarro del pensamiento, su idioma y la situación.

Tras caminar toda la mañana, estamos en Pamplona, que es una ciudad linda a la que quizás alguna vez me refiera. Los paisajes son hermosos, hay muchísimos pájaros increíbles y bosques multicolores, la verdad es que es muy grato todo esto.

Me acordaba hoy de una frase de la Madre Teresa, con la que me despido de ustedes:

"LO INCREÍBLE NO ES LO QUE HACEMOS, SINO QUE NOS GUSTE HACERLO"



miércoles, 10 de junio de 2009

Purcell y Handel, dos aniversarios fundamentales de este año musical

Posteo a continuación una nota que escribí sobre Purcell y Handel para la Revista del Teatro Colón. Ojalá la disfruten.


Los dos pilares del barroco inglés
La música inglesa, de Purcell a Handel

Este año se conmemora dos fechas importantes para la música del Barroco Inglés, el 350 aniversario del nacimiento de Purcell y el 250 aniversario de la muerte de Handel. Ambos constituyen los principales apoyos sobre los que Inglaterra construyó su estilo Barroco, y son homenajeados este año en todo el mundo con conciertos y actividades relativas a sus obras.

Por esta razón, en diciembre, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y el Coro Estable Estable del Teatro Colón ofrecerán el oratorio “Messiah” de Handel, una de las pocas obras barrocas que resistió a todos los embates estéticos y filosóficos, y que nunca dejó de interpretarse. Es así que la partitura fue modificada, según lo requería la moda de cada época (recordemos, por ejemplo la famosa versión que hizo Mozart, en la cual agregó instrumentos a la orquesta, tradujo el texto al alemán y modificó partes de la música). La mayoría de los lectores conoció a esta obra antes del auge de las versiones historicistas, interpretada con instrumentos “modernos” y cantada por solistas y coros que no dominaban la manera de decir del canto barroco. Cuando escuchemos, entonces, esta versión reviviremos conocidas experiencias acústicas de la época de los vinilos o los cassettes. El presente artículo nos ayudará también a comprender la perenne presencia de Purcell y Handel en la música coral inglesa.

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Apenas pasado el periodo de esplendor del madrigal renacentista, sobrevino en Inglaterra un período de cierta indefinición musical, consecuencia lógica de las múltiples idas y venidas de aquella sociedad permanentemente cambiante y conflictiva. Algunos pretendieron introducir las pautas de la monodía italiana, con el “stile recitativo”; pero por otra parte, otros tantos pretendieron copiar modelos franceses, llevando el “ballet de cour” a lo que en Inglaterra se llamó “masque”. Esta manifestación terminó imponiéndose, tomando la idea del recitativo, pero sin el pathos italiano ni la sutileza de la prosodia francesa, en un estilo híbrido entre el recitativo y la canción que no explotó profundamente la idea de los “afectos”, tan cara al pensamiento latino.

Pero cuando las mascaradas estaban en su madurez vino el período de la Commonwealth, con la subida de Cromwell al poder en 1653. Hubo cambios drásticos, como la prohibición del teatro, y la censura de ciertas manifestaciones musicales, lo que hizo florecer la música en las casas de la enorme burguesía inglesa, que la tomaba como adorno y diversión. Esta praxis se benefició con un desarrollo de la imprenta musical que fue único en la historia, ya que al no existir la corte, no habia mecenazgo real. La música de la iglesia también sufrió idas y vueltas con los cambios de regímenes e ideas. Los puritanos aceptaron sólo una parte de la música que era tradicional de la iglesia anglicana: los salmos medidos (que eran cantados tanto en la iglesia como en las casas, formando parte de la devoción doméstica o de un entretenimiento piadoso). Las otras prácticas de la iglesia fueron abolidas, y se destruyó muchos órganos. Sin embargo, la mayor pérdida de esta medida fue la falta de continuidad de las capillas musicales eclesiásticas, los principales semilleros musicales de los que salieron los principales compositores europeos del Renacimiento y el Barroco.

Al restaurarse la monarquía en 1660, se revitaliza la masque, y se experimenta en lenguajes de apariencia cruda que poco a poco establece un estilo Barroco inglés que se aproxima curiosamente al italiano mientras que no desaprovecha influencias de Lully (baste tener en cuenta, por ejemplo, la masque “Venus y Adonis”, de John Blow).

Es en esta misma época que, con la afirmación del bajo continuo y la sonata, los violines comienzan difundirse desplazando a las violas da gamba (cuyos conjuntos habían tenido gran éxito a principios del siglo), en la iglesia resurgen los “anthems” y se vive un clima de efervescencia y calma en la creatividad, que se rompería años más tarde con la feroz (y feliz) irrupción del estilo italiano del último Barroco. Y fue ahí, en ese momento tan propicio, que nació Purcell, el compositor que pareció estar predestinado a poner un final feliz a un siglo de convulsión.

Henry Purcell (1659 - 1695) nació y se crió en un entorno cortesano. Conoció las viejas prácticas contrapuntísticas y vislumbró la modernidad de los estilos que estaban en boga en el continente. Supo moldear el contrapunto para que dejara de ser sólo el producto de la superposición de líneas independientes, y comenzó a aplicar conceptos más modernos, tendiendo más a lo acórdico, aprovechando el pathos de los italianos y la pompa de los franceses. Rodeado de un grupo de escritores herederos de la tradición de Shakespeare, escribió odas, antífonas, canciones, mascaradas y óperas en las que rescató lo mejor de las modas del momento sin perder nunca de lado la concepción británica de su arte.

Fue también en esta época que John Banister comenzó a hacer conciertos públicos, lo que le dio fama a Londres como ciudad cosmopolita relacionada a la música, una suerte de ciudad capital de los conciertos europeos. Esto hizo que muchos músicos de la Europa continental comenzaran a mirar hacia Inglaterra y se dirigieran a Londres. Podemos citar, entre otros, al belga Jean Baptiste Loeillet (
16801730), los italianos Giuseppe Baldassare Sammartini (1695 – 1750), Giovanni Battista Sammartini (1700 - 1775), Giovanni Battista Bononcini (16701747), Attilio Malachia Ariosti (1666 – 1729) y Nicola Porpora (1686 - 1768), y a los alemanes Johann Christoph Pepusch (1667 – 1752), Johann Adolph Hasse (16991783) y Georg Friedrich Handel (1685 – 1759).

Tras una importante estancia en Italia, y varios viajes posteriores, Handel se instala en Inglaterra en 1711 para dedicarse a componer óperas. Es obvio que con tan fuerte presencia de italianos, el estilo musical había cambiado su estética, de esto da prueba la presencia en Londres de los más famosos cantante italianos de la época: Francesca Cuzzoni, Faustina Bordoni, Farinelli y Senesino entre otros. Pero, si bien Handel era un músico reconocido, no era el único que contaba con la aprobación del público, ni el único extranjero. Tuvo problemas con Bononcini por un supuesto plagio, también hubo peleas con Ariosti, y más tarde en la brillante época de la “Opera of Nobility” se enfrentó a Porpora y a Hasse. La nobleza inglesa era anti-germana y estaba en contra de Handel, pero además la corte, el único grupo social que podía comprender la ópera, no podía mantenerla (por sus costos). A la clase media londinense no le interesaba algo que había sido creado para la nobleza y que se cantaba en otro idioma, razón que llevó al fracaso a la ópera italiana. Tampoco se logró imponer un estilo operístico inglés. John Gay (1685 – 1732) hizo con Pepusch la famosa “Ópera del vagabundo” en 1728, que fue bien recibida, pero no alcanzó a abrir un camino.

Aún en los años que Handel vivió años de éxito como compositor de óperas, dedicó tiempo a estudiar la polifonía y el estilo musical propiamente inglés. Su gran modelo fue Purcell, de quien tomó los moldes, pero enriqueció la armonía y cambió ciertos elementos afrancesados. Compuso entonces música gloriosa para la iglesia anglicana, odas para la reina, antífonas para la coronación de los reyes, cantatas festivas y serenatas en las que aggiornó la antigua mascarada.

Durante los últimos años de su vida se dedicó a componer oratorios, en los que hizo una verdadera síntesis de sus experiencias musicales, que tuvieron la máxima aceptación del público. Aparecen ahí elementos de la cantata alemana, de la ópera italiana, de la música coral inglesa y de los oratorios de Carissimi. Y para estos años ya había músicos ingleses formados en la herencia de Purcell y familiarizados con los elementos italianos de moda del siglo XVIII. Se destacan sin duda William Boyce (
17111779) y Thomas Augustine Arne (1710 - 1778). También para ese momento, la ciudad de Londres estaba definitivamente asentada como uno de los principales centros musicales de Europa, por lo que continuó atrayendo a importantes personalidades, aún así, la creación musical inglesa no volvió a tener personalidades descollantes, sino hasta más de un siglo después.

Tuvo razón Henry Hall, el organista de Hereford al momento de la muerte de Purcell: “Sometimes a hero in an age appears / But scarce a Purcell in a thousand years” (A veces aparece un héroe en una era / pero sólo un Purcell en mil años)

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