martes, 8 de junio de 2010

Presentamos el CD de la Capilla del Sol

Anoche presentamos el CD de la Capilla del Sol, en un cálido concierto en el Museo Isaac Fernández Blanco, del cual el grupo es "residente". Previo a la ejecución musical hubo palabras de autoridades del museo, de la Asociación de Amigos y una breve introducción mía al trabajo del CD, y a las particularidades del repertorio. Además de hablar acerca de la música, de la realidad de las misiones y de la procedencia de los misioneros, hice mención a lo que he reflexionado mucho estos días con respecto a los proyectos (de cualquier índole), que no son sino el producto de una suma de voluntades ínfimas, que toman cuerpo sólo al unirse. ¡Y es algo tan obvio, pero al mismo tiempo tan magnífico!.

Mis ganas de grabar un repertorio al saber que ya tenía un discurso organizado como para poder gritarlo a través de un CD, el deseo de las autoridades del museo para conseguir el dinero, la opción de los músicos de enclaustrarse a grabar dos días enteros de verano (y buena parte de sus noches), el afán de perfección de los técnicos en cada detalla de preciosismo, la intención del público de moverse hasta el museo al final de una tarde de frío, el ahinco de los bolivianos cuidando durante siglos (si-glos) un archivo de manuscritos que no entendían, y antes de eso la opción de tantos jesuitas que trajeron a América el repertorio de sus países al que cuidaron en viajes de miles de kilómetros. Todas esas voluntades juntas, aún cuando no parezcan interconectadas en el tiempo, el espacio, o el fin, permiten que se concrete un proyecto aparentemente tan sencillo como grabar un disco y luego ofrecerlo en un concierto.

Muchos de los que fueron anoche y compraron el disco hoy ponen "play" en sus reproductores, y en ese mismo momento toman sentido todos nuestros deseos y cuidados, y los de quienes preservaron las partituras, las copiaron o las compusieron, los de aquellos maestros de música hoy anónimos, y los de quienes levantaron esas misiones.

Sobrevaloramos muchas veces la inteligencia, olvidándonos de la voluntad como si fuera algo que siempre está, porque sí nomás. Brindo hoy por el final del trabajo de nuestro disco, y porque seguimos conmoviéndonos al sumar voluntades. ¡Salud!



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