sábado, 31 de julio de 2010

Crítica de nuestro CD en la Revista del Colón


Posteo a continuación la crítica del CD de la Capilla del Sol, que escribió Margarita Pollini para la Revista del Teatro Colón.

El emotivo programa de este disco lo repetiremos el DOMINGO 1 DE AGOSTO a las 16 en la Parroquia de la Inmaculada (Liniers 1560, Tigre, Prov. de Buenos Aires), y el MARTES 3 DE AGOSTO a las 20 en la Iglesia Jesuítica de N.S. de los Milagros (San Martín 1540, ciudad de Santa Fe).

CD CRÍTICA: Como pudieran en cualquier catedral (una misa en las Reducciones Jesuíticas del oriente boliviano, ca. 1750)

Capilla del Sol - Ramiro Albino, dirección musical

Integrantes: Silvina Sadoly, Adriana Sansone y Soledad Molina, sopranos – Cecilia Pahl, mezzosoprano - Pablo Travaglino, alto – Diego Sorá, tenor - Alicia Morán y Virginia Llansa, violines - María Jesús Olóndriz, cello - Evar Cativiela, vihuela y guitarra – Federico Ciancio, arpa – Cristina García Banegas, órgano – Eduardo Rodríguez, bajón – Sergio Bazán, percusión – Ramiro Albino, flauta dulce.

Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, 2010.

La propuesta del primer disco de la Capilla del Sol (conjunto residente del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco y fundado en el 2004) es trasladar al oyente en tiempo y espacio a las misiones jesuíticas de la selva de Bolivia de mediados del siglo XVIII, donde la música fue una herramienta fundamental para la evangelización, un idioma que no requería traducción y a cuyo poder era difícil mantenerse ajeno. Con mucha inteligencia los jesuitas fueron sumando el bagaje musical de los indígenas (en especial instrumentos y ritmos) a las tradiciones llegadas desde Europa a través de compositores e instrumentistas, dando como resultado una fusión única.

Detrás de todo el CD, desde su presentación llamativa y cuidada hasta su concepto mismo, se puede advertir el ojo, la mano y la mente de Ramiro Albino, artista multifacético especialmente abocado a la difusión e interpretación de la música antigua que sabe contagiar su pasión por los caminos que recorre y plasmarla en cualquier realización suya, desde sus escritos hasta este trabajo discográfico. En torno a él se reúnen cantantes e instrumentistas de primer nivel, argentinos en casi su totalidad (la honrosa excepción es la organista uruguaya Cristina García Banegas, responsable de unos impecables fragmentos solistas).

La Capilla del Sol brinda en este disco la reconstrucción de un oficio religioso en aquellas tierras húmedas y selváticas, amalgamando la Missa de Pariache de Torrejón y Velazco con piezas de Domenico Zipoli, cantos devocionales y danzas anónimas conservadas en los archivos de Moxos y Chiquitos, y logra el objetivo enunciado al comienzo gracias a una interpretación soberbia de estas músicas diversas, vertidas aquí con tanta gracia y encanto como pudieran en cualquier misión del Barroco americano, por parafrasear la cita de Fray Francisco de Torres que da título al disco.

Margarita Pollini

jueves, 29 de julio de 2010

maneras de protestar...

Sandro Bondi, el Ministro de Cultura de Italia (conocido en aquel país como JAMES BONDI, EL ASESINO DE LA CULTURA jajajaa) quitó la subvención ministerial para un festival Pergolesi, por lo que no podrá escenificarse dos óperas barrocas: "Lo frate innamorato" y "L'olimpiade". Como protesta, un grupo de músicos especializados en autores preclásicos, hizo una serie de fotografías en ropa interior a la que llamaron "Grazie Ministro, ci hai lasciato in mutande" (Gracias Ministro, nos has dejado en calzones).

No sé si hay mucho más para decir, simplemente que la idea de protesta tiene poco que ver con los piquetes o escraches a los que estamos acostumbrados, y que evidentemente se muestra que tienen "otra cabeza" (no sé si obtendrán resultados con esto, pero al menos llaman la atención).

Las fotos las bajé de Facebook, del perfil del estudio fotográfico que las hizo, el RIBALTALUCE STUDIO. Pueden acceder al sitio del estudio a través del siguiente link (donde además hay otras buenísimas fotos de músicos y artistas... y no sólo en ropa interior!):

http://www.facebook.com/pages/Ribaltaluce-Studio#!/pages/Ribaltaluce-Studio/169098651266?ref=ts

Los que aparecen en las siguientes fotos son: Valeria Montanari (clavecinista), Marco Brolli (flautista) y Nicola Dal Maso (contrabajista, y fotógrafo del Ribaltaluce Studio).




domingo, 18 de julio de 2010

siempre hay MÁS para ver y oír...

Según me comentaron, Dorothee Oberlinger es algo así como "la nueva sensación" de la flauta dulce en Europa (si es que esos epítetos se aplican a un flautista). En marzo de este año coincidí en un festival en el que ambos tocábamos, y pude ir a su concierto donde hizo sólo música de Bach. Me pareció que hacía un despliegue impresionante de técnica, pero que parecía no tener alma.

De casualidad acabo de encontrar esto que posteo a continuación. Acá sí que me gusta lo que hace. No sé qué es el instrumento grave, y tampoco alcanzo a comprender cómo hace el músico para tocarlo (ni cuándo respira, o si hace respiración circular). De todos modos, poco importa, me encanta la propuesta.

Importante: no se asusten al poner play. El personaje que habla en alemán dura muy poco (y no dice nada trascendente! jajaja)

lunes, 12 de julio de 2010

La recta final, en Galicia (parte 14 del relato del camino)

El año pasado, recorrí a pie el trayecto que une el pueblo de Saint Jean Pied de Port (pirineos franceses) con Santiago de Compostela. Fue un viaje increible que me dejó gran rédito personal, y que recién ahora estoy pudiendo capitalizar en mi interior. Desde allá fui escribiendo, en tiempo real, mails a mis familiares y amigos más allegados. Desde mi vuelta, con cuentagotas, como quien resguarda su tesoro, los he ido publicando tras una breve edición. Posteo hoy el relato que escribí el 29 de mayo, desde Sarria).

Hola, hola...

Hoy les escribo desde Sarria. Estoy en un locutorio tercermundista donde una negra inmensa habla a los gritos a algún país africano, al tiempo que grita a su hijito que se porta pésimo y corre y canta más fuerte de lo que la madre habla (para llamar la atención, por supuesto). Un delicioso reducto del subdesarrollo en Galicia.

Tras haber dejado la agobiante meseta castellana y la sierra leonesa, el paisaje fue tornándose barilochesco y hace un par de días que estoy en Galicia, que es un inmenso y ondulante paisaje verde y campesino. Por aquí no hubo grandes conquistas medievales, ni hay tumbas de santos, caballeros o reyes. Tampoco se libraron en estas tierras batallas memorables, ni se escribieron cantares de gesta, romances o fantasías de ningún tipo. Es el campo, y así es todo, un entorno rural y sencillo en el que terminaré el camino, entre el olor a bosta de las vacas, las urracas, los mirlos, alguna lagartija, y los caseríos de piedra.



Hoy cumplo exactamente un mes de peregrinación, de caminar a paso lento, y de ver notables avances a todo nivel. Un mes de levantarme al amanecer y de ver cómo el paisaje cambia a cada paso, de la compañía de las flores y los pájaros, del sol de la mañana en mi espalda y del mediodía en mi cabeza, de la satisfacción de encontrar una fuente en medio de la nada, de ver pasar junto a mí al universo caminante, de sentir mis pasos en la tierra, las piedras, el cemento o el barro. Un mes de cielo y de horizontes, de sensibilidad y de gran alegría. Me quedan sólo 120 km, y estaré llegando a la tumba del Apóstol el miércoles a mediodía.



No hay mucho para contar en el poco tiempo que tengo hoy.

Una de las cosas que más me llamó la atención fue ver, hace un par de días, cómo trabajaba una vaquera en la falda de una montaña. La mujer tenía unas diez vacas, un burro y un perro pastor. Desde la carretera gritaba al perro en un gallego cerrado e incomprensible, y era increíble lo que lograba. El perro llevaba las vacas hacia arriba, como ella quería, y luego bajaba un poco para ver cómo seguir. La mujer seguía gritando (el perro estaba a unos 100 metros aprox), y entonces iba tras el burro, al que también debía subir. El burro lo
coceaba, y el perro esquivaba con maestría las patadas, mientras ella sostenía sus gritos (es increíble que el perro pudiera escuchar aquello, y sobre todo que pudiera entender qué hacer en cada momento). Me quedé unos quince minutos viendo esto, porque me pareció increíble, mientras que ella pareció no haber reparado nunca en mi presencia. Créanme que era magistral.

Por lo demás, todo sigue igual. Los albergues gallegos nos dieron la feliz novedad de las sábanas descartables, por lo que podemos dormir mejor, siempre y cuando los alemanes nos lo permitan. Son mayoría, y representan lo más maleducado que hay entre estas gentes. No sólo porque hablan a los gritos a las cuatro y media de la mañana, sino porque además ignoran a todo el resto, desde el pedestal ario al que parecen estar todos subidos. Comen como animales, eructan fuerte, ríen brutalmente mientras toman cerveza, y se quejan de que los españoles no comprendan el alemán, “habiendo tantos germanos por acá”. Se acercan a veces a preguntar algo en inglés, y aunque les responda en alemán, ellos siguen hablándome en inglés, evidentemente no pueden soportar que un sudaka de cuarta como yo se llene los labios con las gemas de su lengua. El summum fue anoche, cuando una parejita teutona que se armó en el camino decidió pasar su noche de bodas en la litera de arriba de la que yo dormía. Sin palabras...

Bueno, queridos, los dejo por hoy.

Besos y abrazos de pulpo gallego, con pimentón, aceite de oliva y sal "gorda".

Hasta pronto

Ramiro

jueves, 8 de julio de 2010


El teatro Colón estrena el próximo martes una nueva versión de Don Giovanni con puesta en escena del alemán Michael Hampe, y dirección musical del carioca John Neschling. El elenco cuenta con varios nombres de trascendencia, entre los que se cuenta a la argentina Virginia Tola como Donna Elvira.

Me pidieron los comentarios para el programa de mano, que ha de estar en imprenta en estos días. Aquí lo posteo, quizás para preparación de alguno que planee disfrutar de alguna de las seis funciones de la ópera, o para que algún otro los lea mientras desempolva algún CD olvidado... quién sabe.

Don Giovanni, ossia il fin di chi fa mal

….Ya que la muerte (considerando las cosas de cerca) es el verdadero objetivo final de nuestra vida, desde hace unos pocos años me he familiarizado tanto con esta verdadera y mejora miga del hombre, que su imagen no sólo ya no conserva para mí nada de aterrador, ¡Sino que tiene mucho de tranquilizador y consolador!.

(Carta de Mozart a su padre, 4 de abril de 1787)


El año 1787 fue complicado para Mozart. Cabría preguntarse si algún momento de su vida fue distinto, pero ese se presentó especialmente difícil y tanático. En mayo murió su padre, figura fundamental de su existencia, y cinco meses más tarde estrenó en Praga la ópera Don Giovanni. La muerte como tema recurrente, una funesta coincidencia.

También Europa estaba convulsionada en 1787. Ese año se construyó el primer telar de vapor, mientras que llegaban de ultramar nuevos aires revolucionarios que parecían fortalecerse con la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos de América. El mundo antiguo y artesanal comenzaba también a presagiar su deceso.

Lorenzo Da Ponte, el libretista veneciano, tras el éxito obtenido en 1786 con “Las bodas de Fígaro”, le propone ese mismo año un nuevo libreto basado en el mito de Don Juan, inspirado en “El burlador de Sevilla” de Tirso de Molina. Mozart ya había trabajado con Da Ponte en “Las bodas de Fígaro”, y se conserva un testimonio sobre él, aún anterior, en una carta que le envió a su padre desde Viena en 1783:

…”(Da Ponte)debe hacer por obligación un libreto completamente nuevo para Salieri (……) me promete hacer otro para mí. Pero quién sabe si podrá mantener su palabra, ¡O querrá!. ¡Vos sabéis bien que los señores italianos son muy complacientes en la cara! ¡Basta, ya los conocemos suficientemente!. Si está de acuerdo con Salieri, no obtendré ninguno en mi vida… (Carta desde Viena a Leopold Mozart, 1783).

Evidentemente, con los años se logró la confianza mutua, y bien sabemos que la dupla Mozart-Da Ponte funcionó exitosamente en el campo de la ópera italiana.

Durante los meses de verano, Mozart compuso su ópera en Viena, y al comenzar el otoño viajó a Praga junto a su mujer, y a Da Ponte para ultimar detalles, y terminar de escribir la música para los cantantes con los que contaría para las funciones. Trabajó hasta último momento en la producción, cuyo estreno dirigiría, se cuenta incluso que la obertura fue terminada la noche anterior, y que se la tocó sin previo ensayo.

El estreno fue todo un éxito. Los diarios comentaron la dificultad de la ópera y apostillaron que el público praguense nunca había escuchado algo como aquello. Hoy sigue siendo una de las óperas más representadas del mundo, y fue, sin duda, una de las que más influenció a los compositores del Romanticismo (baste recordar que Wagner la llamaba “la ópera de las óperas”).

El título completo es “Il dissoluto punito, ossia il Don Giovanni”,catalogada como Dramma Giocoso. Sólo con estos datos podemos hacer un análisis de varios aspectos de esta obra maestra. En primer lugar notemos que sin querer nos anticipa el final de la trama (el castigo que recibirá el libertino), lo que nos marca un contenido sutilmente moralizante. Pero luego esta idea de dramma giocosso, ilustra claramente el pensamiento mozartiano acerca de la ópera italiana que hasta ese momento podía ser sólo de dos tipos: seria o bufa. La primera estaba plagada de personajes vetustos y pétreos, antiguos héroes o mitos que eran usados como alegorías para exaltar virtudes del poder de turno, mientras que la segunda representaba en sus ideas un conjunto deforme de caricaturas populares y prototipos sociales. Ninguna de las dos era convincente para el compositor salzburgués, que entendía que la vida podía contar con toques de humor y seriedad, en sucesión permanente, creando climas contrastantes pero al mismo tiempo complementarios, por lo que prefirió esta nueva manera donde ambos opuestos coexisten de modo permanente, sin enseñar desde el mármol ni divertir desde la chabacanería.

Entrando de lleno en los contenidos, Don Giovanni está plagada de novedades, que si bien no serán alborotadoras en el concierto de la historia de la ópera, sí lo fueron para su tiempo.

El primer personaje que canta es Leporello, cuyo primer texto consiste en quejarse de su amo. En realidad poco importa si son Don Giovanni y Leporello, lo que vale la pena tener en cuenta es que se trata, en realidad, de prototipos sociales (donde el personaje principal es clara encarnación de la aristocracia). Y si volvemos a considerar lo temporal, y sacamos la cuenta que esta ópera fue escrita a poco más de diez años de la Revolución Francesa, nos daremos cuenta de la efervescencia del clima social europeo del momento.

Y tras pocos minutos de música ya está clara la estampa del libertino, quien ha tenido en su haber, como se cantará en la famosa “aria del catálogo” unas dos mil amantes: es un mentiroso seductor que huirá de todo lo posible a lo largo de las tres horas que dura la acción. Se fugará tras herir de muerte al comendador con quien se ha batido a duelo, luego se encontrará con una de sus amantes, y aprovechando su confusión desaparecerá, dejándola sola con Leporello y el famoso “catálogo” (que cuenta que Don Giovanni abandonó a todas las protagonistas de sus historias amorosas), seduce y rapta luego a Zerlina en su propia boda, cuando es descubierto, desenvaina su espada y se va, burlando a todos. Se cambia después sus ropas con Leporello, cuando se revela su identidad logra escabullirse, e incluso Leporello, el falso Don Giovanni se evade ante el peligro. Sin embargo, hay algo que no puede burlar y de lo que no logra apartarse: del castigo y la certeza de la muerte.

El discurso musical mozartiano es, en este caso, similar sus alocuciones escritas. En sus cartas encontramos juegos de palabras, citas, cambios de idioma, extrañas maniobras gramaticales, cambio del sentido del texto, superposición de mensajes, acertijos y hasta ciertos brotes de lirismo y rimas. En esta ópera ocurre lo mismo. Modela el texto musical con una sintaxis propia, un mismo tema sutil e inocente con el que pinta las palabras de Zerlina, con pocos cambios se puede volver áspero y simple como para que lo cante su prometido, Don Giovanni y Donna Anna se pelean utilizando imitaciones, y creando desconcierto, porque en boca de cada uno el texto musical que es casi igual parece ser contrastante, el mismo diseño sonoro que usa para unos comentarios libidinosos es tomado luego por Donna Elvira para expresar sus dudas sentimentales.

Estos juegos y ornamentos retóricos se subrayan además con los obvios coloridos orquestales, según la semantización instrumental de la época. Claro ejemplo de esto son los trombones que acompañan los parlamentos de la estatua del Comendador (obvia alusión a las fuerzas infernales), también hay efectos más previsibles como el acompañamiento pizzicato de las cuerdas cuando Don Giovanni se acompaña con la mandolina en la canzonetta “Deh, vieni alla finestra”.

Pero Mozart va más allá y demuestra su virtuosismo compositivo, subrayando la confusión de la fiesta con que termina el primer acto, en la que Don Giovanni seduce a Zerlina, mientras Ottavio, Anna y Elvira están enmascarados preparando su venganza, y Leporello anticipa un mal final, tres ensambles instrumentales, desde la escena tocan un extraño quodlibet de danzas en ritmos y metros diversos, mientras baila toda la compañía.

Finalmente llega el castigo, que no es humano sino celestial, llevado a cabo por el espíritu del Comendador ridículamente asesinado al comienzo de la ópera, que tras insistirle a Don Giovanni que se arrepienta, y sin lograr su cometido, ya que éste era digno hijo de su tiempo, desaparece dejando lugar a un coro de voces infernales que se lo lleva al Averno. Tras aclarar brevemente qué ocurrirá con cada uno de los personajes (las parejas se unen, Elvira se va a un convento y Leporello a buscar un mejor amo), surge la obvia moraleja:

“De los pérfidos, la muerte
A la vida es siempre igual”.

¿Será?

lunes, 5 de julio de 2010

¿Bach "todo terreno"?

No soy un amante de la música de Bach. En realidad no me interesa tanto el estilo barroco alemán como el italiano o francés. Sin embargo no puedo dejar de maravillarme y de admirar la figura de Bach, absolutamente indiscutible y casi inconmensurable.

Estos días, mientras redondeo capítulos del libro que estoy escribiendo, reviso textos y repaso obras y versiones, busco ilustraciones, voy y vengo por estilos y señales en el archivo de la memoria. Uno de los capítulos, el que está dedicado a la Retórica Musical, usa como ejemplo el coro inicial de la Pasión Según San Juan de Bach. Allí escribí esto:

El coro alaba y luego suplica a Cristo que le abra los ojos con la luz de su pasión. Mientras tanto hay dos oboes y dos flautas que hacen un permanente juego de disonancias que resuelven y alternativamente vuelven a disonar, y al mismo tiempo las cuerdas graves hacen un motivo repetido que al ser continuo se vuelve cada vez más presente y molesto. ¿Qué es lo que está pasando? El coro está cantando su parte que es algo así como una encarnación de la súplica de quienes están presentes en el momento de la ejecución (Bach lo pensó como el grito de la congregación reunida en la iglesia de un Viernes Santo), pero mientras tanto los oboes y las flautas se encargan de representar el llanto desconsolado de María Magdalena y María la Madre de Jesús, mientras que se escucha como fondo molesto y omnipresente el murmullo de la turba que anda por las calles. Fondo y figura, representación, alegoría, un mensaje y otro, todo junto. Todo eso ocurre en el primer número de esta pasión. La gente la escuchaba y mientras tanto, con losojos de la imaginación, veía la escena: Jesús, los verdugos, el llanto de su madre y la multitud de la ciudad.

Comencé entonces a buscar ejemplos auditivos y encontré un sin fin de versiones. Hay contrastes increíbles: algunas con instrumentos históricos, otras con coros inmensos, aquellas son rápidas, otras lentas al extremo, y ni hablar de las recreaciones de todo tipo. Y lo interesante es que Bach parece sobrevivir a todo, y salir airoso de toda intervención, aunque a priori parezca un atentado. Revisé entonces mis discos, y encontré versiones de Bach con instrumentos hindúes, con quenas y anatas, con guitarra eléctrica....

Mi preferencia son las versiones historicistas, sin duda, pero escucho las alternativas, y por más que podrían ser destructoras... NO PUEDEN CONTRA BACH. Es increíble, resiste a todo.

Posteo a continuación tres videos de este impactante número coral. Una versión de Herreweghe sobre la que se ha puesto escenas de "La pasión de Cristo" (la película dirigida por Mel Gibson). Es espectacular, literalmente, lo bien que pueden fusionarse imágenes y música, y lo "cinematográfica" que puede ser la música de Bach.

Luego una versión africanizada del número, según esa idea globalizada de una world music que es más plástica que étnica, pero que responde a los gustos y fantasías occidentales sobre lo que puede ser la realidad africana y el deseo de unir culturas.

Finalmente una versión de estética anticuada. Karl Richter dirigiendo Bach a la manera de la mitad del siglo pasado, con un coro de voces ingenuas y pocos instrumentistas comprometidos con el estilo desde la comprensión de su lenguaje.

Y aún cuando parece que todo lo externo va a asfixiar la música, Bach sale inmune e ileso de todo embate.






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