domingo, 27 de marzo de 2011

Detrás de aquella puerta... (puertas del Camino, primera entrega)

Hace casi dos años, durante algo más de un mes, fui peregrino a Santiago. Caminé solo desde la frontera francesa hasta la catedral de Compostela, en un viaje impactante que, como no podía ser de otro modo, produjo cambios fundamentales en mi vida.

Durante las jornadas de camino, pasé por innumerables ciudades, pueblos y villorrrios, que fueron testigos mudos de mi andar. En los pueblos de los Pirineos, donde la figura de los peregrinos es siempre bienvenida, la gente que encontraba por la calle me saludaba, con el consabido y esperado "¡Buen camino!", me ofrecía ayuda si estaba perdido, o me acercaba un vaso de agua fresca. Paralelamente pasaba por casas, edificios e iglesias cerrados, y fantaseaba con sus habitantes actuales o pretéritos, y sin detener el paso trataba de espiar un poco por las ventanas, buscando signos de vida. Y sin darme cuenta, comencé a mirar también las puertas, y a adivinar, gracias a ellas, algo acerca uso de esas casas. Una puerta bien o mal pintada, el resto de un lustre centenario, el picaporte brillante o no, la aldaba, las tachas en su lugar, las marcas del óxido en las piezas metálicas y su chorreadura por la madera, las cerraduras...

Descubrí entonces que además de vestigios, eran objetos artísticos, y entonces, en ese caminar mecánico y obligado de todos los días, y casi sin detenerme, saqué cientas de fotos de detalles puertas. A mi vuelta a casa las ordené en una carpeta virtual y las miré satisfecho. Hay un contenido poético increíble en las imágenes.

Fantaseo con exponerlas algún día, o con utilizarlas para ilustrar algún concierto. Mientras tanto las comparto a través del blog: me he propuesto publicar cinco cada semana, gotitas de lirismo que nos invitan a detenernos unos segundos. ¡Que las disfruten!






lunes, 21 de marzo de 2011

El Conde Claros en Bérgamo. Give peace a piece.

Posteo hoy dos videos, de obras sumamente contrastantes y al mismo tiempo iguales en su génesis. Se trata de una versión del "Conde Claros", llena de fantasía, a cargo de Savall y sus huestes, y de la "Peace piece" de Bill Evans. La primera fue publicada en Salamanca, en 1577, y la segunda fue grabada como una improvisación, e incluída en un disco que vio la luz casi cuatrocientos años después de la edición salmantina del romance.

¿Qué comparten estas piezas aparentemente irreconciliables? Pues nada más y nada menos que el esqueleto, que en este caso termina siendo lo que defina buena parte de sus identidades, al menos desde lo esencial. El resto es sólo un vestido.

La pieza completa está armada sobre una sencillísima secuencia de acordes (I - IV - V - I, para los que entiendan mínimas nociones de armonía). En el siglo XVI y XVII se llamaba "Bergamasca" a esta secuencia de acordes (nunca avergüé si es verdad que es originaria de Bérgamo), en España se la reconoció con el nombre de este romance (Conde Claros), y hasta donde yo sé, nuestra época no le puso nombre.

Salinas respeta a rajatablas la armonía, sus funciones y sus acordes, mientras que Evans la enriquece muchísimo, según sus ideas, su fantasía y las libertades que le permitió su momento histórico, su formación y su estilo.

Les dejo ambas bergamascas, bajo los nombres de Conde Claros y Peace Piece. Dos obras de una génesis sencillísima, que puede llevarnos a ese deleite de ver cómo con algo aparentemente anodino, aburrido y obsoleto se puede hacer siempre más y más cosas.




jueves, 17 de marzo de 2011

Porque hay música clásica más allá de la General Paz...

Escribo, desde hace un año, una sección en Revista Cantabile (www.revistacantabile.com.ar) una sección sobre la actividad musical en el interior de la Argentina. La idea es que se de a conocer parte de la inmensa cantidad de conciertos que hay en el país y que no tiene lugar en Buenos Aires.

La revista es de aparición bimensual, tiene una buena tirada, y es repartida gratuitamente en Buenos Aires en la puerta de los principales teatros y espectáculos líricos o conciertos sinfónicos.

Como me cuesta mucho recabar la información (si bien he ido haciendo una buenísima base de datos de direcciones electrónicas de músicos de las provincias), hago por este medio una convocatoria a que me manden información sobre actividades de música clásica que se hagan fuera de la capital argentina.

El próximo número de Cantabile aparece el 1 de mayo, y en esa edición hay que volcar información de las actividades de los meses de MAYO y JUNIO. Recibiré los datos, para redactarlos, hasta el 1 de abril, en mi casilla ramiroalbino@hotmail.com

Sé bien que es difícil trabajar con antelación en el interior, que es complicado para los grupos saber con anticipación qué es lo que harán en sus conciertos, pero también sé que hay cosas planeadas, y que es una picardía no darlas a conocer. Quedo a la espera de esas noticias.

domingo, 13 de marzo de 2011

Capillas en el aire


Hoy, domingo 13 de marzo, a las 18 (hora argentina) se transmite por la radio de la Universidad Nacional Autónoma de México, uno de los conciertos que hicimos el año pasado con la Capilla del Sol en el Festival Internacional Cervantino. Los invitamos a escucharlo por AM 860 si están en México, o a través del siguiente link:
http://www.radiounam.unam.mx/site/wmpam.html
El programa que hicimos fue "El año litúrgico puesto en música en las misiones jesuíticas del oriente de Bolivia", una recorrida musical por las principales fiestas del ciclo anual, en el que se combinan composiciones diversas con textos de la época.

Agradecemos a Rodrigo Mendez Salinas, autor del texto del programa, quien nos pasó el dato de la transmisión, y el link.

viernes, 11 de marzo de 2011

de las fronteras del arte...


Estuve hoy respondiendo un reportaje que me hacen desde una revista cultural italiana. En medio de preguntas esperables (por qué me dedico a interpretar tal repertorio, qué diferencias existen entre el repertorio del Barroco americano y el europeo, etc.), pero además se interesaron en preguntarme qué significa para un músico argentino hacer música antigua europea. Recordé entonces una charla con amigos músicos, hace un mes en Buenos Aires, en la que algunos planteaban como problema de conciencia la situación de hacer música europea, o músicas que tienen poco que ver con sus ideas políticas, sociales o religiosas. No tengo esos problemas, ni escrúpulos respecto al repertorio que hago, pero he visto que es un tema que a más de uno le trae complicaciones. Posteo a continuación mi respuesta, que posiblemente sirva a más de uno para iluminar el tema:

Esa pregunta podría remitirnos a muchísimas cosas!. También podríamos preguntarnos qué significa para los argentinos leer literatura europea, historia europea, qué significa para nosotros hacer ópera europea, usar automóviles europeos, mirar partidos de futbol europeo….

Hay quienes se preocupan por esto, e incluso sienten algo así como “problemas de conciencia”. Los americanistas a ultranza (no es mi caso) sienten una suerte de frustración al vivir en una cultura que en gran parte es europeizada en nuestro país. ¿Qué deberían hacer? ¿Comer sólo maiz, tomate y papa?, ¿limitarse a beber aloja y agua y no probar nunca el vino o el jugo de naranja?. Es ridículo pensarlo.

Nos toca vivir esta época. Felizmente nos toca vivir esta época en la que tenemos a nuestra disposición cantidad de elementos naturales y culturales del mundo entero, y al mismo tiempo podemos disfrutar de “consumir” la cultura de épocas diferentes, contrastantes y diversas. En nuestras bibliotecas conviven sin mayores problemas las obras de Cicerón, Shakespeare, García Márquez, Mishima y Capote. De ellas saltamos al suplemento deportivo del diario, o a la revista de moda sin complicaciones, y algunos leemos también textos científicos de investigación en áreas diferentes. Elegimos a cada momento hacia dónde mirar, porque tenemos además las posibilidades al alcance de la mano.

Opté, hace años, por hacer música barroca europea, pero también elegí hacer música americana del mismo período. Y voy y vengo por ambos estilos, y por otros. En ese sentido soy muy “hijo de mi tiempo”, como todos, aunque a veces se pretenda mirar para otro lado.

sábado, 5 de marzo de 2011

la Capilla, en México

Subí a la web un video de la última pieza que hicimos en la gira 2010 a México con la Capilla del Sol. Es el villancico mariano SÁLVETE DIOS, del Archivo Musical de Chiquitos (una obra anónima, transcripta por Emilio Rocholl). La versión no es impecable, y la toma de video es casera, pero se transmite bien el espíritu de aquel concierto: el último de una serie de nueve, en diez días, en nueve ciudades. Un viaje de locos con muchísima diversión, que terminó con esta pieza que fue una fiesta para nosotros. Ojalá la disfruten.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Nuevo disco de la Capilla del Sol

Hace quince días grabamos un nuevo disco con la Capilla del Sol, el Ensamble Residente del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, de Buenos Aires. Es un registro de las Danzas del Santísimo Corpus Christi, escritas en 1609 por el valenciano Juan Bautista Comes.

Es difícil imaginar, desde afuera, lo que se vive en una grabación. También es complicado explicarlo. En un caso como el nuestro, en el que el grupo está formado por gente de diferentes ciudades (Buenos Aires, Mendoza, Rosario, La Plata y Montevideo), condensamos todo el trabajo en jornadas muy intensivas. En este caso fueron tres días completos de ensayo, y otros tres de grabación. Durante esos días, y aprovechando la felicísima locación del museo, estuvimos todo el tiempo en una suerte de retiro, concentrados al máximo. Hay una agenda que observamos con cuidado, que contempla horarios de descanso y de comida y momentos de trabajo llenos de dinamismo para que no decaiga la energía y para que cada uno pueda rendir al máximo. Por momentos trabajamos con grupos más pequeños (sólo los instrumentos, sólo los cantantes, un trío, un dúo, etc.), y el resto puede descansar en el jardín, o tomar algo, aprovechar a hacer llamadas telefónicas, etc. El único que está siempre en la sala de ensayo o de grabación, es el director, que si bien sufre un agotamiento extra, también disfruta de ver cómo se va puliendo el trabajo, y es el único que sabe, en su fantasía, cómo quedará el trabajo completo (los demás músicos sólo conocen sus partes, y es difícil que puedan armar una imagen cabal del resultado final, aunque hayan escuchado el resto de la música).

En fin, es una situación interesantísima y única: los oídos parecen abrirse más que nunca, y comenzamos a escuchar todo con detalle. El tiempo y el mundo se detienen, y vivimos, durante esos días, sumergidos en la belleza de un mundo acústico de sutilezas y detalles, y rodeados de amigos y colegas con quienes el deleite parece crecer.

Posteo a continuación algunas fotos, que les servirán para imaginar un poco cómo fue todo aquello: ensayo, grabación, momentos de ocio, descanso o espera, y alguna búsqueda artística desde lo visual, que siempre aparece entre nosotros.







Capilla del Sol
Conjunto Residente del Museo Isaac Fernández Blanco
(Buenos Aires)

Nómina de integrantes en esta grabación:

SILVINA SADOLY, soprano
ADRIANA SANSONE, soprano
SOLEDAD DE LA ROSA, soprano
BEATRIZ MORUJA, alto
VERÓNICA CANAVES, alto
PABLO TRAVAGLINO, alto
ESTEBAN GARRETA, tenor
MARIANO FERNÁNDEZ BUSTINZA, barítono

CRISTINA GARCÍA BANEGAS, órgano
GABRIEL SCHEBOR, guitarra y vihuela
EVAR CATIVIELA, guitarra y vihuela
GABRIELA GUEMBE, viola da gamba
PABLO ANGILLETTA, viola da gamba
IRENE CHAINA, viola da gamba
FEDERICO CIANCIO, arpa
EDUARDO RODRÍGUEZ, bajón
SERGIO BAZÁN, percusión

RAMIRO ALBINO, dirección general

LEILA MAKARIUS & JORGE COMETTI, coordinación artística
Grabación: Estudio SyS (Agustina Schedden y Constanza Sánchez)

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