lunes, 21 de marzo de 2011

El Conde Claros en Bérgamo. Give peace a piece.

Posteo hoy dos videos, de obras sumamente contrastantes y al mismo tiempo iguales en su génesis. Se trata de una versión del "Conde Claros", llena de fantasía, a cargo de Savall y sus huestes, y de la "Peace piece" de Bill Evans. La primera fue publicada en Salamanca, en 1577, y la segunda fue grabada como una improvisación, e incluída en un disco que vio la luz casi cuatrocientos años después de la edición salmantina del romance.

¿Qué comparten estas piezas aparentemente irreconciliables? Pues nada más y nada menos que el esqueleto, que en este caso termina siendo lo que defina buena parte de sus identidades, al menos desde lo esencial. El resto es sólo un vestido.

La pieza completa está armada sobre una sencillísima secuencia de acordes (I - IV - V - I, para los que entiendan mínimas nociones de armonía). En el siglo XVI y XVII se llamaba "Bergamasca" a esta secuencia de acordes (nunca avergüé si es verdad que es originaria de Bérgamo), en España se la reconoció con el nombre de este romance (Conde Claros), y hasta donde yo sé, nuestra época no le puso nombre.

Salinas respeta a rajatablas la armonía, sus funciones y sus acordes, mientras que Evans la enriquece muchísimo, según sus ideas, su fantasía y las libertades que le permitió su momento histórico, su formación y su estilo.

Les dejo ambas bergamascas, bajo los nombres de Conde Claros y Peace Piece. Dos obras de una génesis sencillísima, que puede llevarnos a ese deleite de ver cómo con algo aparentemente anodino, aburrido y obsoleto se puede hacer siempre más y más cosas.




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