viernes, 1 de febrero de 2013

el triunfo de la utopía

El genial flautista e investigador Pedro Memelsdorff fue nombrado Director de la Schola Cantorum Basiliensis, cargo que asumirá en breve. Diario Clarín publicó hace pocos días una entrevista a Memelsdorff, que está en Buenos Aires. La posteo a continuación, porque me parece que tiene elementos de síntesis que hacen que estas pocas líneas indiquen la esencia de muchas cosas que hacemos hoy quienes nos dedicamos a la música antigua. Las partes señaladas con color, y el subrayado, son míos, reflejo de mis ideas, no del periodista que la escribió. 
 
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Pedro Memelsdorff: de utopías musicales

Por Federico Monjeau (fmonjeau@clarin.com)

Nacido en Buenos Aires en 1959 y radicado en Europa desde 1977, el flautista e investigador Pedro Memelsdorff es una figura central en el campo de la música antigua, al punto que acaba de ser nombrado director de la Schola Cantorum de Basilea. Entre varios postulantes, Memelsdorff accedió al cargo luego de un exigente concurso que incluyó conferencias, clases y planes de trabajo.

“Varios colegas me señalaron que la Schola estaba buscando alguien con un perfil doble, visible como artista y al mismo tiempo con cierto status académico”, explica el músico a Clarín en medio de unas vacaciones en Buenos Aires, antes de volver a su Bologna adoptiva y preparar la mudanza a Suiza.

El doble perfil de Memelsdorff presenta, entre otras cosas, una importante trayectoria artística al frente de su Ensamble Mala Punica, el dúo con el fortepianista Andreas Staier y actuaciones con Hesperion XX, mientras que su reconocida investigación musicológica se centra principalmente (aunque no exclusivamente) en el medioevo italiano.

Nombrado desde el 1° de enero de 2013, Memelsdorff asume sus funciones en estos días. En cierta forma, se trata de una vuelta al origen, ya fue en Basilea donde el músico empezó sus estudios de música antigua, que luego continuó en Amsterdam y en distintas ciudades italianas. Fundada en 1933, la Schola Cantorum es la primera institución consagrada a la interpretación y la musicología histórica. “Hace ochenta años eso era una utopía -describe Memelsdorff-; una utopía como pudo ser el surrealismo en París, sólo que mirando hacia otro lado.” ¿En qué sentido una utopía?

En el sentido de que cada uno pretendía acceder directamente a la fuente, hablar con Dios. El intérprete “antiguo” se sintió liberado del diktat del editor-intermediario, de la enseñanza dogmática “a la” Conservatorio de París, de una tradición que se autroclamaba como ininterrumpida e indiscutible. Y los primeros intérpretes antiguos, no casualmente en países protestantes como Suiza y Holanda, se sacaron de encima el culto de los conservatorios románticos y se enfrentaron directamente al dios-texto (partitura) sin nada en el medio. Una gran utopía. Al revés, los intérpretes románticos percibieron a los antiguos como exploradores científicos: sin inspiración, sin libertad. El menosprecio fue recíproco.

¿Y cómo se posiciona usted frente a esa disyuntiva?

Mi posición de base es deconstruir -o digamos enriquecer- esa dicotomía. Los antiguos buscaron capturar sobre todo el momento de gestación de la obra. Pero ese es un momento entre otros; a mí me interesan todos. Todos los momentos de la recepción de la obra merecen ser estudiados. Son las ramificaciones culturales producidas todo a lo largo de su vida.

¿Qué es hoy la música antigua?

Toda música es antigua. Lo que nos propone un conservatorio del siglo XX sobre una pieza del siglo VII es una entre muchas fotografías posibles de ese texto. Ahora se puede hacer historia de la historia, ver cómo se hizo música antigua en los ‘40, en los ‘60, en los ‘80, ver qué podemos aprender de los ‘60 y los ‘70, y no desecharlo porque pertenece y en cierta forma representa a los ‘60 y los ‘70. Lo que interesa es una mayor conciencia de la historia y de la historia de la recepción. Esto puede, por lo pronto, desactivar enemistades, aunque ya no quedan muchas, y por otro lado darle al intérprete la conciencia de que la hibridación es inevitable. Interesan nuevas formas de hibridación, la interacción entre distintas concepciones vocales e instrumentales, entre música y contexto, entre artes diferentes. La música antigua ya no existe como creíamos conocerla. Empieza, creo, una fase nueva.

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