miércoles, 9 de diciembre de 2015

Escuchando discos de música del Barroco Americano



el conjunto inglés Florilegium, que grabó música colonial varias veces, en Bolivia.

Hace veinte años yo era estudiante y me comenzó a interesar la música del Barroco Americano. Intenté preguntar en mi facultad y buscar bibliografía, pero no encontré casi nada (en parte porque había poco, pero además porque no sabía por dónde empezar).

Sin embargo, hubo otros interesados en el tema (seguramente movidos por la conmemoración del 5to Centenario de la conquista de América), que habían grabado algunas cosas, y de a poco pude conseguir sus discos. Durante mucho tiempo me “formé” en el tema leyendo los booklets de los CDs y escuchando de la manera más analítica posible. Aprendí mucho, aunque de manera muy desordenada, y más tarde conseguí bibliografía, tomé clases, viajé por todo el continente y comencé un largo proceso de orden de ideas que todavía no concluye. Aún así, seguí comprando discos de ese repertorio, porque me ayudan a conocer autores y archivos, porque me muestran cómo va variando la estética de la interpretación de esa música, y porque siempre hay cosas nuevas para descubrir.

Durante los últimos días, aprovechando que ya no tengo conciertos hasta fin de año, y pensando en un libro sobre el Barroco Americano que quiero escribir durante el verano, me puse a escuchar con atención los últimos discos que compré o traje de algún viaje, esos que tenía aún cubiertos con celofán, o que había escuchado sin mucho detenimiento apenas los conseguí,. Varias cosas me llamaron la atención:

1 – Es increíble la cantidad de errores en los textos cantados. Eso me resultó lo más increíble: hay cantantes que modifican las letras de los villancicos y motetes (cambiando incluso el sentido de los mismos), y parece que nadie se dio cuenta durante la grabación o edición. Es increíble esa falta de respeto al texto literario, sobre todo en un repertorio donde abundan los villancicos, género por excelencia de la “poesía cantada”.

2 – Hay una gran cantidad de discos aburridísimos. Creo que muchos registros discográficos de repertorio americano no están planteados desde una actitud artística sino más bien científica, o pseudo-científica. Se graba cualquier cosa y en cualquier orden, archivos completos descontextualizados (quizás para alardear de que son “primera grabación mundial”), series interminables de piezas cortas e inconexas. ¿Por qué califico a esto de “científico”?, porque quizás en un simposio de investigadores académicos o especialistas se disfrute de conocer cierto repertorio, a modo de ejemplificación de una ponencia teórica, pero si uno pone el disco en su casa o en su auto mientras hace un viaje largo, se hace difícil encontrar el deleite.

3 – Buena parte de los discos parecen responder al placer o los caprichos de directores o musicólgos, pero se nota que no fueron pensados para satisfacer la necesidad del público de disfrutar, o relajarse escuchando. Esto se relaciona con lo aburrido de esos discos, que quizás serían un material ideal para dar clase en la universidad, pero no para escuchar desde un sillón.

En síntesis: el repertorio y su praxis han crecido de manera notable en los últimos años (eso hay que celebrarlo!), pero en algunos aspectos queda mucho por crecer. Los discos (y los conciertos!) deberían plantearse de otra manera y con otros cuidados, si es que se sigue grabando discos, porque creo que el CD va muriendo poco a poco, aunque de eso aún no estoy seguro.


De todas maneras: Gracias a los discos que me (nos) han dado tanto!

sábado, 19 de septiembre de 2015

Reseña de mi libro en la Revista del Teatro Colón

Publiqué mi libro de música antigua! Tras años de trabajo en el proyecto, finalmente conseguí los fondos y el libro es una realidad. De a poco aparecen reseñas y menciones en diferentes medios. Comparto a continuación la que escribió el periodista Daniel Varacalli Costas para la Revista Teatro Colón.




Entre las múltiples actividades que ejerce con análogo talento, Ramiro Albino se ha venido dedicando con intensidad a la música antigua, tanto en calidad de intérprete (flauta, arpa), como de director, (al frente de Capilla del Sol, el conjunto del Museo Isaac Fernández Blanco, especializado en música colonial latinoamericana) y difusor (a través de artículos o de su largo ciclo radial “Ventana a la Música Antigua”). Esa riqueza – además de músico Albino es diseñador gráfico y ejerce el periodismo musical – le permite abordar un tema desde diversos ángulos, sin encerrarse en ninguna de sus facetas. Uno de los resultados de este abordaje múltiple – ideal para épocas en las que se privilegia lo multidisciplinario – es esta Guía para disfrutar más de la música antigua, escrita, diseñada y producida por el autor de manera independiente. Lo de “más” en el título obedece al contraste que el autor encuentra entre el disfrute que el público de sus conciertos manifiesta, y la todavía escasa cantidad de personas que se acerca a la música antigua o profundiza mínimamente en ella. Consciente de que la apreciación del arte no puede quedarse en lo sensorial, sino que se acrecienta con el conocimiento de los contextos –ese momento intelectual que sucede al emocional, al decir de Romero Brest-. Albino plasmó en este opúsculo ágil y original toda su experiencia y su fervor en la materia.

Esta guía es una entusiasta introducción al mundo de la música anterior al barroco, esa que parece haber quedado al margen del engañoso –y desmesurado- concepto de “Música clásica”. Todos los problemas fundamentales que plantea la ejecución de esta música aparecen comenzando por la paradoja del “historicismo” o de la “interpretación auténtica”, que se esfuerza por encontrar los instrumentos, las técnicas de ejecución y los recintos “originales” (o lo más parecidos posibles a los originales) para toparse finalmente con que su oyente es el hombre actual, no ya aquel para el que esta música fue pensada. En el marco de esta tensión florece buena parte del placer que depara la música antigua –y por qué no, las posteriores-, y con sencillez y dinamismo, Albino logra mostrar cómo salvar esa distancia. Entre otros de los temas favoritos del autor, se encuentra el de la sinestesia, el cruce del oír y el ver, otra fuente de placeres adicionales.

La guía se complementa con recomendaciones discográficas, sugerentes ilustraciones y códigos QR para bajar grabaciones, logrando una obra realmente interactiva. Así se acerca el autor a su finalidad de “hacer música antigua con nuestras mentes actuales”.

Daniel Varacalli Costas
Revista Teatro Colón Nro. 119, página 94
(si la querés ver on line, hacé click aquí)

Si quieren saber cómo y dónde comprar mi libro, por favor escríbanme a mi casilla ramiroalbino@hotmail.com (gracias!)

viernes, 10 de abril de 2015

la Bachakademie Stuttgart en el Teatro Colón de Buenos Aires

Buenos Aires recibe la semana próxima a la Bachakademie Stuttgart, que ofrecerá dos conciertos de obras inmensas y favoritas (la Misa en Si y El Mesías) en el Teatro Colón, para el abono de Mozarteum. 

Entrevisté al director del conjunto, y escribí una nota para Revista Cantabile. Y como no está en la web de la revista, la posteo aquí para que todos puedan leerla, quizás para prepararse a disfrutar más del concierto. ¡Ojalá les guste!




La eternidad de los genios
La Bachakademie Stuttgart abre el ciclo 2015 de Mozarteum

Hay un chiste, viejo y poco gracioso, que dice que van tres grandes directores de música del Barroco en un avión: un inglés, un francés y un argentino. El avión cae al mar y sólo hay un sobreviviente. ¿Quién es?: Bach.

El chiste, igual de malo pero siempre vigente, funciona con otros estilos, con diferentes nacionalidades y con otros compositores en la respuesta final; y tras su aparente nimiedad ofrece una metáfora de lo fugaz de nuestras vidas frente a lo perenne de los grandes.

A fin del año pasado asistimos en Buenos Aires al ocaso y desaparición de Festivales Musicales, una de las grandes asociaciones de conciertos que durante unos treinta años llevó, entre otras tantas, la bandera de la música antigua y la tradición de ofrecer conciertos con música de Bach. La Misa en Si menor, en 2014, y El Mesías, en 2013, fueron los últimos grandes programas que ofreció la asociación que dirigía Mario Videla, un pionero fundamental del desarrollo de los estilos preclásicos en nuestro país. El ciclo 2015 de Mozarteum Argentino se inicia con estas mismas obras, interpretadas por el Coro y Orquesta de la Bachakademie Stuttgart, bajo la dirección de Hans Christoph Rademann.

En medio de su compleja agenda, Rademann dialogó brevemente con Cantabile en el descanso de una grabación. Ilusionado con el programa que grandes monumentos que hará en Buenos Aires, plantea con certeza su admiración hacia estas obras: “La misa en si menor es, para mí, la mayor maravilla de las que conozco, como estructura musical y como orden. Por su lado, El Mesías es justamente el oratorio más popular de la historia y el "Aleluya" es sólo el punto más alto de un arco musical genial y único, que se desarrolla desde la primera hasta la última nota”.

Rademann es oriundo de Dresde, y tiene 49 años. Toda su vida estuvo acompañada por música, y con gran orgullo lleva por el mundo las obras de sus coterráneos. “Nací en Sajonia, donde también nacieron Bach y Handel. Para mí, la música es una tradición familiar que vivo desde mi primera infancia. Y desde chico, en el coro de niños, me desempeñé como cantante, pero también como director. Hay en mi región una fuerte tradición de música religiosa. Formo parte de esa tradición, que hoy es interpretada en versiones históricamente informadas. El sonido se basa en el ideal de los famosos órganos Silbermann en Sajonia, que en mi opinión tienen el mejor sonido, el que me relaciona con la música de Bach. Para mí, es realmente importante la relación palabra-sonido. Siempre estoy buscando el significado de la música, y entonces trato de encontrar imágenes elocuentes para motivar al ensamble a descifrar su mensaje críptico y motivar así la interpretación”.

Rademann es un verdadero especialista en música alemana. A lo largo de su carrera dirigió y grabó gran parte del repertorio coral germano desde el siglo XVII hasta nuestros días. Tras completar su formación académica como director de coro y orquesta, se perfeccionó bajo la tutela de Helmuth Rilling y Philippe Herreweghe. Fue director de excelentes grupos vocales, como el Coro de Cámara RIAS, el Coro de la NDR (Norddeutscher Rudfunk = Radio del norte de Alemania), y el Coro de Cámara de Dresden, organismo que fundó en 1985 y aún dirige. Como director invitado, estuvo al frente de coros de gran prestigio a lo largo de toda Europa. Su trabajo le valió el reconocimiento de colegas y autoridades de su región y país, por lo que ganó importantes premios y distinciones.

Desde hace dos años sucedió a Helmuth Rilling como director de la Internationale Bachakademie Stuttgart, comprometiéndose desde el principio a encontrar nuevas formas de presentar y de escuchar la música de Bach.

La figura de Rilling está muy ligada a la música de Bach ofrecida en Buenos Aires en las últimas décadas, desde la primera visita que nos hizo en 1980, invitado por el Goethe Institut, para ofrecer su lectura de la Pasión Según San Mateo. Sucedió que en esos días se canceló una ópera en el Colón, y entonces hubo repeticiones de esa Pasión, cubriendo las fechas del abono lírico. El éxito fue inmenso, y la figura de Rilling creció en popularidad en el medio local, manteniendo vivo el interés por la música de Bach que habían logrado Günther Ramin (el último Kantor de Santo Tomás) y Karl Richter, entre otros.

Mencionábamos al inicio de esta nota a Festivales Musicales, asociación que estuvo muy ligada a la figura de Richter y luego a la de Rilling. Este último opinaba que ya que nuestro público no tiene los oídos del Barroco, era bueno hacer música antigua con instrumentos de hoy (la línea que siguió Mario Videla en Festivales y en la Academia Bach).

Pero tampoco tenemos los oídos de los ’80, y las “versiones históricamente informadas” influyen notablemente a quienes hoy se dedican a la música antigua (aún usando instrumentos que no sean “originales”). Se vuelve entonces necesario volver a revisar ediciones de partituras, modos de tocar y de cantar, formas de distribuír a los instrumentos y cantantes en el espacio del escenario, etc. A todo eso se refirió Rademann en su diálogo: “Nuestra versión de la Misa en si menor se basa en la edición más avanzada, e incluso en la mejor revisión actualmente disponible. La partitura de la Misa en si menor ha sido intervenida con posterioridad a la muerte de Bach por muchas personas, entre ellas su hijo Carl Philipp Emanuel Bach. Antiguamente se pensaba que era necesario hacerlo para mejorar ciertos momentos de la obra. La manera actual de trabajar nos acerca más a la original. Ví los manuscritos en la Biblioteca Nacional de Berlín, y puedo entonces confirmar que hubo numerosos cambios en las notas. Ahora podemos volver a utilizar la versión realmente original de Johann Sebastian Bach, o una muy similar, y eso me llena de alegría. Alrededor de ambas obras hay mucha literatura científica, con detalles sumamente interesantes, pero para comprenderlas e interpretarlas hay que estudiar la partitura. Lo hice, y trato de no mirar los modelos, para que mis ideas no dependan de otras interpretaciones. Mi versión tiene que ser propia, y la oriento hacia las imágenes que saco de la música.

Seleccioné muy cuidadosamente a los solistas para esta gira. Son cantantes excepcionales y deben reunir los diferentes requisitos que demandan Bach y Handel, y esto no pueden hacerlo todos los solistas de la misma manera, por lo que trabajé para encontrar un equilibrio ideal que permita cumplir con mis expectativas creativas, y se corresponda con el sonido vocal correspondiente a las obras barrocas”

¿Cómo hace un director para lograr que un coro y orquesta que han tocado y cantado innumerables veces este repertorio haga una nueva versión? ¿Cómo encararía al conjunto si tuviera que volver a un primer ensayo? “Le diría al coro que estamos trabajando con dos de los oratorios más importantes de la historia de la música. Y como ambas obras son muy conocidas, lo fundamental para mí es que debemos evitar la rutina. Entonces deberían leer la partitura como si nunca la hubiesen cantado. Luego de escucharlos, me preguntaría si lo que suena es realmente expresión de una necesidad o el resultado de una costumbre. Desde ahí crearía, entonces, una nueva perspectiva”.

Coincidentemente con el arraigo de la necesidad de las versiones historicistas en nuestra escena musical, los grandes pilares y promotores de estos estilos ceden la llama a nuevas generaciones, con sus propias ideas que se ven plasmadas en nuevas lecturas del repertorio. Y mientras lamentamos la desaparición de Festivales y celebramos que la Academia Bach de Buenos Aires resurja con nuevo nombre e ideas, Bach y Handel siguen siempre vivos, esta vez bajo el ala de Mozarteum Argentino.


Ramiro Albino

Por si quieren ir, aqui todos los datos de los conciertos:

Dos conciertos del Coro y Orquesta de la Bachakademie Stuttgart
Hans Christoph Rademann, director
Teatro Colón
Ciclo de Abono de Mozarteum Argentino

Programa 1: Johann Sebastian Bach, Misa en Si menor, BWV 232
Lunes 13 de abril a las 20, Teatro Colón
Programa 2: Georg Friedrich Handel, El Mesías, HWV 56
Martes 14 de abril a las 20, Teatro Colón

miércoles, 11 de marzo de 2015

Este viernes, te enamorás

Toco este viernes, en Mendoza, junto a Griselda López Zalba. Haremos nuevamente nuestro concierto "Quien lo probó, lo sabe", de antiguas canciones de amor (amores reales, sublimados, imposibles, distantes....)

El concierto es en el Estudio Fusari, un lugar hermosísimo en la 6ta Sección de Mendoza, con capacidad limitada, por lo que sugerimos hacer reservas llamando al 429 4441 ¿nos vemos ahí el viernes?




jueves, 5 de marzo de 2015

Conciertos para el público de HOY

La música cambia, el público cambia, la sociedad cambia, y y también cambian los modos de ver, escuchar y CONSUMIR espectáculos (destaco la palabra "consumir", que a muchos artistas no les gusta, pero que es necesario incluírla en ciertas ideas). Miren este video: una aplicación para el celular, para ser usada DURANTE los conciertos clásicos. Una herramienta interactiva para asistir al concierto de manera diferente (y que no molesta a los que quieren escuchar "como siempre").

Bienvenidos los cambios, bienvenidas las cabezas abiertas!


 


PS: el video está en inglés, pero las imágenes son elocuentes, y se entiende bien el contenido aún sin saber ese idioma.

jueves, 19 de febrero de 2015

Pulgas musicales

Las extrañas vueltas de la web me acercaron hace unos días a el artículo que copio a continuación. Me interesó mucho y comparto sinceramente lo que dice.

La autora es Elena Muerza, una flautista española que se interesa también en el Marketing Digital, a quien no conozco (si quieren saber más de ella clickeen aquí).

Ojalá les venga bien este artículo, especialmente a tantos colegas músicos que permanentemente creen (o les han hecho creer) que con el arte no se puede ir más allá.




Cómo dejar de ser una pulga en tu carrera musical
(texto copiado del blog de Elena Muerza. Si quieren ver el original hagan click aquí.)

Hoy os voy a hablar sobre pulgas. Ya sé que este blog es sobre pedagogía musical y flautística y esperáis encontrar artículos sobre esa temática, pero quería compartir con vosotros un ejemplo de cómo muchas veces actuamos o hemos actuado como pulgas en nuestra vida (musical y no musical).

¿Sabéis como se adiestran las pulgas?

Si algún día atrapáis una, probad a meterla en un frasco de cristal y cerrad la tapa. La pulga, haciendo caso a su naturaleza saltarina, dará brincos para intentar escaparse y se chocará siempre con la tapa del frasco. Llegará un momento (dicen que 3 días) que la pulga dejará de saltar hasta lo más alto del bote, pues se ha cansado de golpearse la cabeza. Aunque abramos ese frasco y lo dejemos sin tapa el resto del tiempo, la pulga nunca se escapará ni llegará a sobrepasar el límite marcado por la tapa, a pesar de tener las cualidades necesarias para ello. Pero no sólo eso, esa pulga transmitirá esa naturaleza limitadora a toda su descendencia pulguil, e irá pasando de generación en generación. Es así como se domestican las pulgas.

Este ejemplo ha sido también utilizado en un spot de televisión para promocionar la Playstation 2, cuyo lema es “Hay otro lado más allá de los límites”. Porque de esto mismo va este artículo, de los límites que nos autoimponemos o creemos que nos imponen.

Si tenéis curiosidad, clickead aquí y podréis ver el spot.

Al ser humano le ocurre lo mismo que a las pulgas, y al ser humano que además es músico, también. Inicialmente, nuestros sueños o ambiciones no tienen límites (por ejemplo, ser flauta solista de la Filarmónica de Berlín), pero a medida que pasa el tiempo, nos vamos golpeando la cabeza contra tapaderas que hacen que nos resignemos a creer que no podemos hacer algo diferente y que olvidemos nuestra capacidad de dar grandes saltos. Es entonces cuando nos volvemos conformistas, dejamos de estudiar, de dar conciertos o de hacer audiciones para orquestas, sin darnos cuenta que, seguramente, el frasco lleve abierto más tiempo del que creemos.

Esas limitaciones que nos vamos encontrando pueden venir del exterior (en forma de comentario por parte de un profesor, de un compañero…), pero sobre todo, vienen de nosotros mismos:

1. Porque consideramos lo que nos dicen los demás como más válido que nuestras propias opiniones.

2. Porque hechos aislados de un concierto o audición (un mi agudo que se nos cae, el fa agudo que se me queda alto…) se convierten en creencias y verdades absolutas (todos los mi agudos se caen, el fa agudo siempre va a estar alto).

Hacer caso a estas limitaciones nos ayudará a ampliar nuestro repertorio de excusas para no intentar algo, pero de poco más servirán.

En las Olimpiadas de Atenas de 1896, Tom Burke ganó el oro de los 100m lisos con una marca de 12 segundos. En ese mismo lugar, Olimpiadas de Atenas, pero de 2004, la marca estaba ya en 9,85 segundos. ¿Os imagináis que le hubieran dicho a Usain Bolt que no se molestara en correr los 100m lisos porque era imposible bajar de esa marca? Pues no sólo lo consiguió en las olimpiadas siguientes (Pekín y Londres), sino que lo ha logrado en varias ocasiones y ostenta el récord mundial con 9,58 segundos.

Para batir esos récords hay que tener en cuenta factores como las condiciones físicas del deportista y, sobre todo, el grado de entrenamiento y la fortaleza psicológica. Es precisamente en este último aspecto en el que coincidimos músicos y atletas: la importancia de la mente. Desde 1896 hasta ahora, se han hecho miles de carreras de 100m lisos y te sorprendería saber en cuántas de ellas se ha bajado de los 12 segundos. Esa barrera se rompió, pero no porque el hombre sea mejor físicamente, sino debido a que esas marcas era obstáculos mentales.

Cuando la imagen que tenemos de nosotros mismos está ligada a la calidad de nuestro trabajo como músicos, hacer un duro esfuerzo y perder es un golpe muy duro. Nos resultará más fácil, la próxima vez, posponer las cosas utilizando cualquier excusa a mano. Volvemos a poner la tapa a nuestro frasco de pulgas y lo peor de todo es que estamos cerrando nosotros mismo el frasco y no ese profesor o compañero que nos dejó tan marcados.

Como anécdota os contaré lo que me ocurrió hace ya algunos años. Estaba yo estudiando en Bélgica, pero vine a España para una serie de conciertos en los que tocaba como flauta solista. A la salida del concierto se me acercó un antiguo profesor de Lenguaje Musical de la Escuela de Música donde empecé con la flauta, que me felicitó y me dijo:

-¡Hola Marta!- (siempre me llamó así, no le entraba en la cabeza que mi nombre es Elena) -Vengo a felicitarte y darte la enhorabuena por lo bien que has tocado esta noche ¡¡Siempre dije que llegarías muy lejos!!

Lo que no recordaba este profesor es que muchos años antes, cuando yo tenía la tierna edad de 9 años, en una de sus clases nos dijo a todos, TODOS, los alumnos que ni nos molestáramos en intentar entrar al conservatorio porque nunca llegaríamos a nada en esto de la música.

Puso en su día una tapa en mi frasco, pero ni siquiera se acordaba de haberlo hecho. Muchos de mis compañeros, por desgracia, le hicieron caso, pero otros cuantos nos dimos varias veces en la cabeza contra esa tapa hasta que conseguimos abrir el frasco y poder vivir a día de hoy de lo que nos gusta, la música.

Espero que este artículo te ayude a reflexionar sobre todas esas veces que has dejado que cierren tu frasco. No olvides coger impulso, dar cabezazos a esas tapas que te irás encontrando y salta muy alto. Si la pulga, con su tamaño, llega hasta un metro de altura,  no te conformes tú con sólo unos centímetros.

lunes, 9 de febrero de 2015

El concierto, buscando nuevas formas

Desde mi lugar de músico, que se complementa con el de gestor, estoy en permanente búsqueda de nuevas ideas para los conciertos, y especialmente para aquellos que son de Música Antigua, en los que considero que el formato tradicional es prácticamente obsoleto (a veces no se me ocurre nada mejor, pero estoy convencido de que el formato del s. XIX, en el s. XXI y para hacer música del s. XVII, ya no va).

Por Twitter recibí el artículo de National Geographic que transcribo a continuación, con algunas partes destacadas por mí. Si quieren verlo en la página de NG, hagan click aquí

¿Qué opinan? ¿Se les ocurre algo nuevo? Bienvenidos sus comentarios.




Tu lugar, entre el clarinete y el violín

¿Sentarse junto a un poeta cuando escribe? ¿Presenciar cómo filma un director de cine? ¿Acompañar a un pintor mientras crea? Lo que en otras artes no pasa de ser un sueño se volvió ahora realidad en la música gracias a una innovadora serie de conciertos en Berlín que diluye la frontera entre intérpretes y público.

La sala Konzerthaus, una de las más prestigiosas de Alemania, ofrece la experiencia única de asistir a un concierto desde una perspectiva hasta ahora restringida a unos pocos: desde dentro de la orquesta. Codo a codo con los intérpretes y frente al director, como un músico más.

"Es sin duda algo radical, pero quería hacer que el público pudiera escuchar alguna vez nuestra orquesta como la escuchamos nosotros los músicos: cerca, intensa, vibrante", explica el húngaro Iván Fischer, director musical del Konzerthaus y creador del ciclo "Mittendrin" ("En el medio").

La idea trastoca por completo el rito del concierto tradicional. La sala ya no se organiza en dos zonas separadas -butacas y escenario-, sino en un único espacio que mezcla sillas de espectadores y de músicos colocadas de forma circular en torno al director.

Cuando se abren las puertas, los músicos ya están distribuidos. Cada asistente elige sitio junto al instrumento que prefiera. La escena produce risas y expresiones de sorpresa entre los espectadores, pero también entre los músicos: para todos es una experiencia nueva. Y pronto unos y otros comienzan a relacionarse y conversar.

"Ahora tengo que encontrar a los músicos", bromea Fischer al llegar a su púlpito, una especie de isla en el medio de un mar de cabezas. "¿Dónde están los cellos? ¿Dónde están los vientos?"

Los primeros compases no dejan lugar a duda: la sorpresa de estar "en el medio" de la orquesta es sobre todo acústica. No sólo por los sonidos que llegan desde todos los ángulos, como en un perfecto sistema de música 3D, sino también por el contacto íntimo con los instrumentos y la posibilidad de escuchar texturas mudas que se pierden en un concierto normal: el ruido del aire en la flauta, el roce afónico del arco en la viola, la resonancia que deja el timbal.

Pero Fischer aún esconde otro recurso para acercar la música al público y al modo en que escuchan los intérpretes: el concierto es también una clase magistral. El director comenta la pieza entre movimiento y movimiento -otro tabú roto- adelantando lo que se escuchará a continuación.

Con una extraña mezcla de erudición, claridad y humor, Fischer enseña a detectar la variación de un tema, pregunta si entre el público alguien baila minuetos, adelanta que la orquesta "reirá" en un movimiento con la indicación "Scherzo" (broma, en italiano) o que la sinfonía del programa (la cuarta de Johannes Brahms) es una de las pocas en la historia de la música que termina en modo menor.

"¿No es una maravilla? Cada vez que escucho esta parte se me pone la piel de gallina", dice con un entusiasmo que se contagia a un público más inmerso que nunca en la música.

Fischer también revela lo difícil que el experimento resulta para sus músicos: "En una orquesta se trata en un 80 por ciento de escuchar y en un 20 por ciento de tocar. Con esta disposición, los músicos reciben tarde y bajo el sonido de sus colegas".

Pero el esfuerzo vale la pena para el director. "Es divertido ver a músicos y público juntos y percibir la alegría que les provoca esa cercanía", cuenta.

Una hora de esa atmósfera íntima termina con una ovación y otra escena inusual: la de intérpretes y espectadores abandonando la sala juntos. Las conversaciones entre los vecinos que compartieron el concierto se extienden varios minutos, aunque unos lleven en la mano un programa y otros un violín. Nadie quiere marcharse.

"Fue increíble. Es una pena que haya terminado, me habría encantado seguir", cuenta Helene, una cantante de 23 años que presenció el concierto junto a un clarinetista. A su lado, una aficionada que lee música pregunta aspectos de la partitura al flautista.

También a Anja, maestra, le cuesta dejar la sala. "El contacto directo con los músicos es muy sorprendente. Todo se escuchaba muy diferente. Y las explicaciones del director fueron maravillosas. Repetiría la experiencia sin dudarlo".

Los músicos, por su parte, coinciden con Fischer en que la serie "Mittendrin" les presenta un desafío inesperado.

"La distancia con los colegas es difícil. Lo normal es que estemos rodeados del resto de músicos", explica Stefan Markowski. Pero el violinista celebra la cercanía con el público -"al lado tenía un señor muy amable que sabía leer música"- y el reto que representa tocar con esa configuración diferente.

La violista española Ester Alba López coincide en que se trata de "un muy buen ejercicio" aunque a veces "no suene tan limpio como a uno le gustaría". "En las cuerdas tenemos que estar super pendientes, porque no hay un líder. Tenemos que tocar con mucha iniciativa y atención, como nos dice Fischer".

Acostumbrada a un instrumento que frecuenta segundas voces, Alba López rescata también que el público mezclado entre los músicos tiene acceso a sonidos que no escucharía en otro concierto.

"Algunos se me acercan y me dicen: 'No sabía que tu instrumento tenía una parte tan bonita'", cuenta. Esos descubrimientos son los que hacen que público y músicos dejen la sala como cuando entraron: con una sonrisa.


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