domingo, 11 de junio de 2017

... pero los dinosaurios, van a desaparecer



Emmanuel Pahud y Trevor Pinnock son los protagonistas de las próximas dos fechas de la temporada 2017 de Mozarteum Argentino, ofreciendo dos conciertos de música de Haydn, Mozart y Devienne.


Entrevisté a Pahud para Revista Cantabile, y la nota no está en la versión on line de la revista, por lo que me permito (lo que sí está on line, y tiene que ver con este post, es otra nota que hice para la misma revista, sobre Pinnock, que pueden verla haciendo click aquí). La entrevista fue por teléfono (Pahud habla perfecto castellano), y transcribí mucho de lo que charlamos, aún cuando disiento en mucho de lo que me dijo, cosa que queda clara en la nota.

Su sonido y técnica son intachables, pero creo que a esta altura del mundo y las giras de los conjuntos de música antigua, decir que no se puede viajar con réplicas de instrumentos históricos, porque se rompen, me resulta entre infantil y socarrón. 

En fin, aquí va la nota. Que la disfruten!
  
El instrumento no hace al estilo
Un diálogo con Emmanuel Pahud
Texto: Ramiro Albino

Emmanuel Pahud es, sin lugar a dudas, el flautista más prestigioso y difundido del momento. Con 47 años, el instrumentista franco-suizo ya pasó más de la mitad de su vida como solista de la Filarmónica de Berlín, a la que ingresó en 1992, año en que se convirtió en el muchacho superestrella que había logrado una de las plazas más ansiadas del mundo orquestal siendo más joven que nadie en la historia. Con los años vinieron los discos (muchos) y las giras internacionales (muchísimas) que lo llevaron por todos los rincones del mundo. Hoy, desde su merecido lugar de privilegio y reconocimiento internacional, disfruta de su actividad sobrevolando con orgullo a sus colegas. Promediando el mes de junio nos visitará nuevamente, esta vez junto a la Kammeracademie Postdam dirigida por Trevor Pinnock, para ofrecer dos recitales con música de la segunda mitad del siglo XVIII.

La unión de Pinnock y Pahud será difícil de comprender para algunos lectores melómanos, porque son personajes fuertemente asociados a mundos diferentes: el virtuoso del clave y gran director de conjuntos de instrumentos “originales” junto al flautista virtuoso cuyo bellísimo gran sonido tiene su lugar de protagonismo junto a grandes orquestas. Mundos que se creían irreconciliables y que el arte, o la industria cultural, logran acercar. En diálogo con Cantabile, Emmanuel Pahud da sus razones por las que prefiere hacer “música antigua” (otro concepto de mercado) con instrumentos “modernos” (¿podemos seguir llamando “moderna” a la flauta que ideó Theobald Boehm hace unos 170 años?, quizás deberíamos replantearnos algunas nomenclaturas).

“Estoy muy feliz de ir a Sudamérica a tocar con Trevor Pinnock y la orquesta de cámara de Postdam, (Postdam es algo así como “el Versalles de Berlín”), y esos músicos son fantásticos y junto a Pinnock tenemos una calidad de interpretación y de intensidad de música que es muy especial, y vamos a demostrar que lo importante no son los instrumentos de época o no, sino cómo se hace la música”.

Así como durante el siglo pasado hubo músicos que se dedicaron a defender a ultranza a las réplicas de instrumentos antiguos para hacer versiones historicistas, o “auténticas”, hoy los límites parecen estar un poco más desdibujados, desde que se comprendió, y se aceptó, que la fuerza del discurso musical está en el modo de su elocución, más allá de la herramienta que se utilice para dar el mensaje.

Estos conciertos nos traerán la novedad de ver a Pinnock sólo como director, ya que esta vez no tocará el clave, como suele hacer en muchos de sus conciertos, incluso junto a este ensamble instrumental. Pahud lo explica así: “Habitualmente, cuando hacemos giras por Europa con la Kammerakademie Postdam y Trevor Pinnock, donde tocamos Carl Philipp Emmanuel Bach o Johann Sebastian Bach, llevamos un clave y cuerdas con arcos clásicos, para lograr la articulación deseada, pero usamos instrumentos modernos, porque viajar en avión, con el aire muy seco o muy húmedo, en los hoteles y las salas, no es posible por las variaciones de temperatura. No es realista hacerlo con instrumentos antiguos, o con un clave. Por eso, para esta gira sudamericana, que nos lleva a Chile y a Brasil además de Buenos Aires, no teníamos posibilidad de llevar el clave con nosotros y hemos hecho un programa donde tocamos sin él”.

Evidentemente Pahud no sabe que el propio Pinnock ya vino a Buenos Aires con su instrumento, al que suponemos que no le pasó nada por los cambios de temperatura ni de humedad (viajar con instrumentos de madera, antiguos o modernos, implica un riesgo, porque en los aviones la humedad es prácticamente nula, y suelen rajarse ante el shock de temperatura y humedad que suelen sufrir al llegar a los aeropuertos, lo que se evita usando humidificadores y teniendo cuidados especiales). Algunos lectores memoriosos recordarán aquel concierto de The English Concert, con el clave traído desde Inglaterra, en junio de 1996 en el que uno de los laudistas pisó una de las tiorbas apoyadas en el piso, partiéndola en dos con un estruendo desgarrador que despertó suspiros de la platea, un accidente horrible para un instrumentista en medio de una gira.

Más allá del tema de la seguridad de los instrumentos, nuestro entrevistado tiene otros motivos para no usar una flauta que responda a modelos clásicos, la que se usaba en el momento de la composición del repertorio que tocarán en Buenos Aires.

“Si quisiera tocar una flauta clásica para ese repertorio – prosigue Pahud - , debería hacerlo en un palacio de la época de Mozart, y no hay ninguno en Argentina ni en América del Sur. Todos los teatros modernos son demasiado grandes para un instrumento de época clásica. Y además, yo nunca he tocado profesionalmente en público una flauta que no sea la flauta de oro con la cual, después de estudiar, gané mi concurso en la Filarmónica de Berlín, y grabé todos los discos. El instrumento no hace al estilo de la música, sino la interpretación”.

Tampoco debe estar al tanto de los innumerables conciertos hechos con instrumentos antiguos en grandes auditorios, modernos y antiguos, de América y del mundo, en los que se escucha a la perfección lo que se toca en el escenario gracias a las buenas condiciones acústicas de las salas. Aún así, su idea sobre los instrumentos está basada en los viejos paradigmas de la evolución.

“...para la flauta, el instrumento moderno es una evolución, y entonces la paleta original de colores que hay con el instrumento barroco o clásico (un traverso de madera), es algo que se puede encontrar buscando con el instrumento moderno. Por el contrario, la evolución del clave hacia el pianoforte, es otro instrumento, el sonido, la paleta es otra cosa”.

¿Podemos seguir hablando de “evolución” en el arte o sus útiles? Sí, felizmente se puede, y todo es posible en el mundo del arte y sus concepciones. Lo que ya suena anacrónico es seguir pensando que lo más “evolucionado” es mejor, o que supera a sus antecesores o ancestros, y sobre todo en el campo organológico, donde la praxis ha demostrado que con el tiempo se lograron cambios radicales en cuanto a caudal de sonido o posibilidades de afinación, etc., a costa de perder delicadezas o “imperfecciones” que fueron usadas como recursos expresivos por autores e intérpretes de siglos pretéritos. También valdría la pena aclararle a Pahud que el clave no “evolucionó” hacia el piano, sino que terminó desapareciendo de la escena musical, sin dejar “descendencia”.

La charla se complementó con menciones a su repertorio y su interés exclusivo en la música para flauta europea (“la música que toco es la música que he estudiado de niño y como estudiante y que luego he tocando en conciertos. En los próximos cinco a diez años voy a conocer el repertorio americano, que no es parte de mi cultura, ni de la escuela francesa donde estudié, de mi tradición más alemana o suiza, más europea”), la aparente poca disposición de los flautistas para hacer una carrera internacional (“Hay muchos jóvenes que tocan de manera estupenda, sólo que después de ganar dos o tres concursos, o de ganar un buen dinero en una orquesta buena, se acaba el estudio. Mucha gente descansa después de los concursos, pero eso no es el fin, sino el comienzo”) y el inmenso apoyo recibido de su familia y de la Orquesta Filarmónica de Berlín para poder desarrollar su carrera internacional.

…...................

Emmanuel Pahud, el semidios de la flauta, será nuevamente bienvenido por nuestro público y por la inmensa comunidad de flautistas del país, que irán a escucharlo y a admirarlo por su manera impecable de tocar, conscientes del inmenso esfuerzo que hizo para llegar hasta ahí. Sin embargo su visión eurocentrista de la música y del repertorio centrada en el canon franco-germano, y su concepción estética que puede ser consierada de otra época, nos hacen pensar que posiblemente pertenezca a un modelo de virtuoso que estaría en extinción, quizás porque aprendimos que los dinosaurios van a desaparecer.


Ficha técnica de los conciertos:

Dos conciertos de la Kammeracademie Postdam
Trevor Pinnock, director / Emmanuel Pahud, flauta
12 y 14 de junio
Teatro Colón (Mozarteum)
obras de Haydn, Mozart y Devienne



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